Micro-bosques de Miyawaki

¿Qué son los micro-bosques de Miyawaki?

De un tiempo a esta parte corre por varias redes sociales un artículo relativamente reciente en el cual se menciona la aparición de una “novedosa” propuesta cuya finalidad es contrarrestar los efectos del cambio climático y generar más biodiversidad en lugares o zonas donde ésta escasee. Estamos hablando de los micro-bosques de Miyawaki.

Las mecionadas áreas, fundamentalmente situadas en espacios relativamente pequeños que oscilan entre los 500 hasta los 10.000 m2 de superficie, tienen su primera aparición en la década de los 70 en Japón, donde un señor llamado Akira Miyawaki, a sabiendas de la falta de biodiversidad existente en los bosques de su país, se dio cuenta de que por medio de la aplicación de una serie de técnicas de plantación, era capaz de crear pequeños bosques con altas densidades que funcionaban como imanes para la biodiversidad, atrayendo multitud de fauna de pequeño tamaño a modo de oasis en zonas donde el número de especies de fauna y flora escaseaba.

Después de varias indagaciones, se llegó a la conclusión de que esta forma de plantación crea áreas que crecen hasta 10 veces más rápido, son 30 veces más densos y generan 100 veces más biodiversidad que aquellos que se plantan por métodos convencionales.

Utilizando principalmente la competencia entre individuos de la misma y de distintas especies (que es uno de los principios básicos de la selvicultura forestal) y sin demasiada gestión posterior, se consigue mediante estos “bosques en miniatura” mejorar las condiciones medioambientales de zonas muy concretas, contribuir a la mitigación del cambio climático y funcionar como sumideros de carbono a pequeña escala. Sólo se realiza una serie de tratamientos iniciales para evitar marras y muerte de ejemplares en la plantación inicial. En un principio, estos bosques se pensaron para su creación en zonas urbanas, puesto que poseen la mayoría de ventajas asociadas a las zonas verdes como son:

  • La mejora de la salud mental de las personas.
  • La reducción del peligro causado por la polución.
  • La lucha contra las “islas de calor” en las ciudades, donde el uso de materiales como el cemento o el asfalto hacen que aumenten las temperaturas.

Es en estos lugares, modificados por la acción humana, donde estos mini-oasis de biodiversidad destacan por la cantidad de beneficios que pueden ofrecer, desde refugios temporales para la fauna, como lugares de anidamiento de aves, puntos de desarrollo de insectos e invertebrados diversos, etc…

Aplicación efectiva

No obstante, aunque la potencialidad y las aplicaciones de estas técnicas de plantación en las poblaciones humanas aún están por descubrirse, podríamos plantearnos su viabilidad en ambientes menos urbanos, pero igualmente modificados antrópicamente y que sufren problemas similares a las zonas urbanas.

Nos referimos más concretamente, a los parques solares fotovoltaicos o los parques eólicos; grandes áreas que pueden alternar tanto localizaciones de ámbito rural agrícolas o forestales, donde muy frecuentemente nos encontramos con que la instalación de estas estructuras terminan por alterar en mayor o menor grado el estado natural de los alrededores, si no había sido ya modificado de alguna manera anteriormente. Ello afecta de manera desigual, según las condiciones, tanto a la fauna como a la flora presente en los alrededores. Durante las fases de construcción y explotación de estas instalaciones, se generan una serie de espacios donde sería propicia la creación de estos mini-oasis mediterráneos utilizando vegetación de los alrededores, fomentando así una mejor integración en el paisaje de las plantas solares o eólicas en el medioambiente circundante y reparando de algún modo la intromisión del ser humano en el medio.

Por ello, la creación de este tipo de mini-oasis mediterráneos, se consideraría como otra medida compensatoria a tener en cuenta por parte de los promotores de este tipo de instalaciones, junto a las pantallas vegetales o los posibles corredores ecológicos que normalmente se proyectan en los alrededores de las plantas para mitigar en parte el impacto causado al medioambiente por parte del ser humano.

Por supuesto, no tendría sentido realizar estas plantaciones con especies alóctonas, por lo que la utilización de individuos que posibiliten su desarrollo en ambientes de competencia vegetal y lucha por los recursos naturales, como las encinas, los pinos, las coscojas o las sabinas, entre otros muchos ejemplos, justifican más si cabe la creación de estos mini-oasis mediterráneos cuyos beneficios medioambientales son muy nutridos e interesantes de aplicar.

Además, la creación de estos min-ioasis en estas zonas también contribuiría, junto con las pantallas vegetales que suelen acompañar a este tipo de instalaciones, a aumentar la superficie que actúa como sumidero de carbono, por medio de la introducción de varias especies de flora que ayuden a fijar el CO2 atmosférico generado en otras actividades industriales. Del mismo modo, al crear estos pequeños bosques, estamos indirectamente creando puntos donde pueda florecer la biodiversidad, que es el propósito fundamental con el que este tipo de microbosques han sido concebidos. Una mayor diversidad de especies de flora favorecería la aparición de avifauna, pequeños mamíferos, invertebrados polinizadores, insectos, etc.

Por ejemplo, no es raro encontrar que muchas plantas fotovoltaicas queden localizadas en paisajes agrícolas o agroforestales que se suelen asemejar a la siguiente imagen:

Micro-bosques
Deben respetarse ciertas distancias con respecto a la vegetación ya existente cuando se procede a la instalación de una planta solar fotovoltaica. Fuente: Ideas Medioambientales.

En esta imagen se representa el espacio que es conveniente mantener en este tipo de infraestructuras con respecto a individuos pertenecientes a especies arbóreas como la encina o los pinos. En estas pequeñas áreas, cuya anchura mínima recomendada debe ser el doble del diámetro de la copa del pie afectado, podría ser pertinente la creación de estos microoasis mediterráneos. Este hecho, a la par que mejora aún más la integración de las plantas en el entorno, actúa a modo de corredor ecológico en forma de manchas (también conocidas como “stepping stones”) donde la fauna pueda cobijarse, disminuyendo así también los ratios de fragmentación del territorio que pueden llegar a producir estas instalaciones y fomentando la conectividad ecológica del entorno.

En el caso de los parques eólicos durante la fase de construcción, es necesaria la creación de una serie de áreas que deben estar desprovistas de vegetación, que se utilizarán para el montaje de las distintas partes que conforman uno de estos aparatos, como vemos a continuación:

Micro-bosques
En la fase de construcción de un parque eólico se generan espacios propicios para el desarrollo de vegetación natural. Fuente: Ideas Medioambientales.

Estas zonas, alrededor de los aerogeneradores podrían en su caso albergar pequeños mini-oasis mediterráneos (eso sí, realizados con arbustos y no especies de alto porte), que disimularan en parte el pie del aerogenerador y el camino de acceso, aprovechando mayormente la forma poliédrica que generalmente poseen.

Por último, quedarían aún por explorar otras opciones para la creación de micro-oasis mediterráneos, porque generalmente se diseñaron para colocarse en parcelas cuadradas o zonas concretas, pero una superficie puede moldearse de diversas maneras, adaptándose por ejemplo a zonas alargadas, como las propias pantallas vegetales; en pendiente, como puede ocurrir en taludes de carreteras o en ámbitos urbanos, donde estos micro-oasis pueden tener también interesantes y múltiples aplicaciones.

Imagen obtenida de https://commons.wikimedia.org/

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