Septiembre, mes de Paseriformes

El mes de septiembre está sujeto al cambio constante, variaciones que se ven reflejadas en nuestras salidas de campo. El otoño comienza a abrirse paso, y gran parte de las aves migratorias, ya desde bien entrado el mes de agosto, han comenzado a realizar movimientos hacia sus cuarteles de invernada. Muchas de las rapaces estivales que vienen a la península con la finalidad de reproducirse —tales como abejeros, aguiluchos cenizos, alcotanes, cernícalos primillas, milanos negros, águilas calzadas y águilas culebreras— u otras aves pertenecientes a grupos diferentes —como cigüeñas blancas y negras, chotacabras, carracas, abejarucos, etc.— ya protagonizan el gran espectáculo de la migración hacia el sur peninsular. Por eso decimos de septiembre, mes de paseriformes.

No obstante, mientras nos despedimos de todas estas especies, recibimos a otras que, o bien durante su viaje arriban en nuestro territorio, puesto que necesariamente lo deben atravesar para llegar a su destino, o bien vienen a pasar el invierno de manera sedentaria. Se trata de especies que reciben el nombre de «aves invernantes», constituidas por una gran pluralidad de grupos, como pueden ser los limícolas neárticos, las gaviotas, las anátidas, algunas rapaces, o algunos paseriformes, entre otros.

En esta ocasión, profundizaremos en estos últimos, los paseriformes, ya que son la banda sonora de nuestras jornadas de campo. Además, esta época es precisamente el momento ideal para algunos de ellos.

Comenzamos por los omnipresentes papamoscas, diferenciando dos especies: el papamoscas gris y el papamoscas cerrojillo.

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Papamoscas gris (Muscicapa striata). Fotografía realizada por Alfonso Guío
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Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca). Fotografía realizada por Alfonso Guío

Son dos especies muy agradecidas y visibles, ya que inundan las lindes y vallados de las parcelas que limitan las pistas por las que nos desplazamos, así como zonas de sotobosque, encinares, parques urbanos, etc.

Continuamos con otra de las especies bandera, en este caso, el tan vistoso y elegante colirrojo real, una especie que a lo largo del mes de septiembre se puede observar, con un poco de suerte, prácticamente en la totalidad de los hábitats naturales en los que nos movemos durante nuestras jornadas de campo.

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Macho de colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus). Fotografía realizada por Alfonso Guío

Otra de las especies que cabe destacar, aunque sea un poco más difícil de detectar debido a su comportamiento algo nervioso y huidizo entre la vegetación, es uno de los comúnmente llamados mosquiteros, en este caso, el mosquitero musical, especialmente abundante alimentándose sobre las lindes de las tierras de cultivo durante este paso otoñal.

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Mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus). Fotografía realizada por Alfonso Guío

Asimismo, vamos a resaltar tres especies también muy agradecidas, puesto que utilizan posaderos terminales, altos y vistosos, facilitándonos así el trabajo de detección. La primera es la tarabilla norteña, con esa “ceja” blanca tan característica. Este pajarillo es reproductor en algunas zonas del norte peninsular, dejándose ver en el resto durante el paso primaveral, y, sobre todo, el otoñal.

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Tarabilla norteña (Saxicola rubetra). Fotografía realizada por Alfonso Guío

La collalba gris, sin embargo, se reproduce a lo largo de prácticamente todo nuestro territorio, pero es durante el mes de agosto y septiembre cuando realiza sus movimientos dispersivos migratorios, y recibimos individuos del norte de Europa a su paso hacia el sur.

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Collalba gris (Oenanthe oenanthe). Fotografía realizada por Alfonso Guío

Por último, cabe mencionar también al alcaudón común, paseriforme estival que podemos encontrar en masas arboladas y, sobre todo, arbustivas, el cual se hace notar de una manera muy peculiar. Durante el mes de agosto, se produce una explosión de esta especie, los juveniles salen de los nidos y hay días de campo en los que te encuentras decenas y decenas reclamando constantemente comida a sus progenitores. Durante el mes de septiembre ya comienzan sus movimientos migratorios, y el goteo de ejemplares no es tan exagerado como en el mes de agosto, aunque aún podemos verlos por aquí, preparándose para su largo viaje hacia el África subsahariana.

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Macho y juvenil de alcaudón común (Lanius senator). Fotografía realizada por Alfonso Guío

En definitiva, el mundo de los paseriformes es muy amplio. Se podría dedicar mucho tiempo a hablar acerca de estos pequeños protagonistas de algunos de nuestros trabajos de campo, por no mencionar otras tantas especies como aviones, golondrinas, vencejos, carriceros, zarceros o lavanderas, pero la intención es dar a conocer un poco más a algunas de las especies características en este paso otoñal hacia sus lugares de invernada.

Alfonso Guío, Biodiversidad

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