Ser ECO-Fashion está de moda

La moda ha existido siempre, incluso se podría decir que es algo implícito al hombre, a su evolución y a su innato egocentrismo.

Sin embargo, el concepto de moda, tal y como se conoce hoy en día, no apareció hasta el renacimiento, donde empezó a profesionalizarse, y fue evolucionando hasta alcanzar, ya en el siglo XIX, los niveles actuales, coincidiendo con su pequeña revolución industrial, gracias a la máquina de coser.

Lo que conocemos ya hoy en día es un concepto perverso de la moda, que se concibe como un arte fugaz en el tiempo, que obedece al dictado de algunos y se basa en la ansiedad por estar a la última de otros. Un sistema que con la globalización, se ha democratizado y a la vez envilecido, evolucionando de espaldas a la sociedad y el entorno, buscando generar desigualdades a través de la constante novedad y el producto elitista, y proponiendo el consumo como único remedio a la insatisfacción, buscando la venta desaforada asociada a un impacto ambiental y social cada vez más insostenible.

El impacto ambiental de la moda.

La moda, como cualquier otra actividad humana, genera una presión sobre el medio ambiente. De hecho, la moda, al igual que otras necesidades básicas a cubrir por el ser humano, genera una presión sobre los recursos y la calidad del medio ambiente que se traduce siempre en un impacto ambiental muy elevado, debido al enorme volumen de seres humanos que anhelan cubrir esta necesidad de la mejor forma posible.

Algunos estudios cifran de hecho el consumo de textiles de un europeo medio en 14 kg/año, siendo responsable del 5% de la huella de carbono de un ciudadano medio y del 1,5% del volumen total de los residuos generados por este, no reciclándose más de un 13% de ellos.

Si analizamos el ciclo de vida de una de las prendas más habituales en el armario de cualquier persona, como son los vaqueros, nos podremos hacer una idea del enorme impacto ambiental que generamos sólo con la ropa que vestimos en el día a día:

  • En el mundo se venden más de 2.000 millones de pantalones vaqueros al año.
  • De los dos componentes del vaquero, el mayor impacto con diferencia es el que se da para el hilo de algodón, que acumula hasta el 98% del impacto ambiental de esta prenda.
  • El cultivo del algodón es el mayor cultivo del mundo, si excluimos el cultivo de especies destinadas a alimentación, y supone el 2,5% de la tierra ocupada.
  • El cultivo del algodón consume el 3% del agua destinada a usos agrícolas,  el 10% de todos los plaguicidas producidos en el planeta y el 25% de todos los agroquímicos fabricados.
  • 1 kg de fibra de algodón procesada consume alrededor de unos 1.700 litros de agua como media, y su huella hídrica puede alcanzar los 9.100 litros/kg.
  • Un pantalón vaquero puede acabar recorriendo una media de 20.000 km. entre camión, tren o barco desde que el algodón se cultiva en la India hasta que el pantalón llega a la tienda en Madrid.
  • Se producen al año unas 20.000 Toneladas de colorante sintético para teñir la tela vaquera, a las que se deben añadir las producidas en colorante índigo natural.
  • Con un uso normal, un pantalón vaquero podría estar consumiendo un mínimo de unos 600 litros de agua para su lavado en todo su ciclo de vida. (calculando para 5 años de vida útil y un lavado cada dos semanas a plena carga en lavadora de última generación).
  • La mayoría de los estudios realizados establecen que la mitad de la carga ambiental de un pantalón vaquero es debida al uso.
  • Al final, durante todo su ciclo de vida útil un pantalón vaquero puede estar consumiendo el equivalente a unos 3700 litros de agua o incluso el doble, o unos 100 Kwh de energía primaria, así como ser el responsable de la emisión del equivalente a 15 kg de CO2.

Algo se mueve en el mundo de la moda.

Resulta evidente que la situación se hace insostenible por las vías actuales, y de esto ya se están percatando empresas, diseñadores, profesionales, amantes del sector y, sobretodo, consumidores.

De hecho, ahora ser Eco-Fashion está de moda y cada vez surgen más iniciativas encaminadas a encontrar el equilibrio entre moda y responsabilidad social, entre las necesidades del hombre y la capacidad del entorno por responder a las mismas, en muchas ocasiones gracias a una conciencia colectiva cada vez más informada, responsable y consciente que empuja al mercado a una moda alternativa que responda a sus necesidades.

Destacan, en primer lugar, los movimientos encaminados a actuar sobre el impacto ambiental de las materias primas, entrando con fuerza en esta línea el movimiento “orgánico”, donde vuelve a ser el algodón el máximo exponente y pionero, y donde además del medio ambiente se empiezan a incluir otros criterios de responsabilidad social corporativa, y comienzan a surgir los primeros estándares para el etiquetado de prendas “orgánicas”.

Comienza también a surgir también el movimiento DIY (de la expresión inglesa “do it yourself”) la creación de la moda en el mismo lugar de su consumo y por los propios consumidores, mediante grupos locales que buscan la vuelta a la técnicas tradicionales, grupos de costura que permiten el arreglo y reformado de prendas de vestir para su reuso, o que incluso buscan la creación de su propio entorno de moda, llegando incluso a conformarse algunos como hacktivismos sobre la moda, movimientos con tintes político-artísticos que reclaman un cambio real e inmediato del actual esquema de consumo, más allá incluso de propuestas que consideran taimadas o simples parches.

Muchos de estos movimientos buscan en gran medida, y como fondo de sus reivindicaciones, cambiar la cantidad por la calidad. Y este es precisamente uno de los pilares fundamentales de ser ECO-Fashion: pasar al, denominado ya por muchos como, “slow-fashion”, y dejar de lado los movimientos consumistas desaforados para comenzar a realizar un consumo de calidad y adecuado a las necesidades reales de cada persona.

Por otro lado, otra de las líneas de trabajo del mundo Eco-Fashion, lógica si pensamos en el ciclo de vida de nuestros pantalones vaqueros, es buscar el reciclado o la reutilización para conseguir dos cosas: Evitar la generación de un residuo, que requiere de un tratamiento y tiene un fuerte impacto ambiental, y evitar la necesidad de fabricar un producto nuevo a partir de materias primas vírgenes comenzando de inicio todo el ciclo de vida.

En este sentido, al igual que en las alternativas anteriores, también son cada vez más las opciones que buscan reciclar textiles y otros residuos que pueden usarse como ropa de segunda mano por otras personas, reciclarse para otros usos distintos (como trapos, o incluso como absorbentes), o que terminan convirtiéndose incluso en complementos, nuevas prendas de vestir o incluso en prendas de moda “Vintage” en mercados alternativos, cada vez más de moda y más demandados.

Y junto con todo este nuevo movimiento de lo orgánico, el diseño de calidad, el slow-fashion, y el reuso y reciclaje de materiales, comienzan a extenderse con fuerza los eventos, plataformas y organizaciones destinados a unir fuerzas y potenciar la moda sostenible.

Empiezan a surgir, y con mucha fuerza, los eventos sobre moda sostenible que pretenden fomentar y dar a conocer esta opción al público en general y agrupar a los distintos actores de este sector en un único punto para la búsqueda de sinergias y nuevas líneas de trabajo. También son cada vez más numerosos y exitosos los showrooms y las pasarelas de moda sostenible, las jornadas y exposiciones creadas alrededor de esta temática, e incluso las comunidades creadas alrededor de la moda sostenible.

No obstante, aún queda mucho por hacer, se debe cambiar y mucho el esquema de pensamiento consumista de una buena parte de la sociedad, debe cambiar el modo en el que la gente ve la moda en su día a día, de forma que pueda empezar a pensar, a plantearse preguntas sobre la procedencia de su ropa, los materiales, su responsabilidad en su fabricación. Solo a partir de ahí el mundo de la moda podrá empezar a dar pasos más firmes hacia lo sostenible, hacia la potenciación de lo local, de las fibras orgánicas y del reciclaje de materiales, de la calidad y de la compra por necesidad y no por impulso.

Si quieres conocer más sobre moda sostenible visita el blog : La Calidad Ambiental.

One Comment

  1. […]  e incluso  son conceptos transversales que ya tratamos en anteriores posts como el de “compra responsable”, “el precio de un EIA” o “inteligencia ecológica”, y que en nuestro caso hemos visto […]

    13 junio, 2016

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