Imagina que estás disfrutando de unos días de vacaciones en una zona turística. El tiempo acompaña y la ciudad ofrece numerosas oportunidades para callejear y descubrir sus principales atracciones.
De repente, en uno de tus paseos, te topas con decenas de bolsas de basura amontonadas en la acera que aguardan ser recogidas junto a unos contenedores en los que no cabe ni un alfiler. Y lo triste es que no son los primeros que ves así. Tu primera reacción es dibujar una mueca de asco y musitar una expresión de desagrado. Intentas cruzar rápido, aguantando la respiración y casi de puntillas para evitar pisar esos sospechosos regueros que surcan la acera. Sorteado el “obstáculo”, vuelves a echar una rápida mirada atrás y, por si acaso, restriegas las suelas de las zapatillas contra la acera.
Este escenario, aunque imaginario, suele ser por desgracia bastante común en algunas zonas urbanas (en las redes sociales es sencillo comprobar el malestar que produce). De hecho, es posible que incluso lo hayas vivido de cerca. ¿Qué impresión te generó? ¿Qué contaste a tu familia o a tu círculo de amigos al volver (sí, la ciudad es muy bonita, pero algunas calles dan un poco de asco…)?
Este tipo de opiniones negativas que circulan de boca en boca pueden dar al traste con los esfuerzos de una zona turística por convertirse en destino de excelencia. No obstante, es un problema que no se limita a áreas turísticas con infraestructuras mal dimensionadas, incapaces de dar servicio a un elevado número de turistas. Los habitantes de las ciudades, núcleos urbanos no turísticos, enclaves rurales o espacios naturales también sufren este tipo de inconvenientes, bien porque el servicio de retirada de residuos no es eficiente, las rutas de recogida están mal planificadas o porque la distribución de los contenedores de basura no es la adecuada, por citar algunos motivos recurrentes.
Los sistemas de recogida de residuos inteligentes, también conocidos como sistemas smart waste por su denominación en inglés, intentan dar una solución a esta problemática, con propuestas como la que presentamos a continuación.
Recoger justo sólo cuando es necesario.
Una de estas nuevas propuestas para la gestión de la recogida de basuras, es la que Hirisens ha lanzado al mercado con el nombre comercial de Hiriwaste. La solución, que triunfa en el mercado, se basa en la colocación en el interior de cada contenedor de un sensor volumétrico que, con un funcionamiento similar al de un sónar, detecta cómo de lleno está el contenedor.
La información sobre el nivel de llenado se transmite en tiempo real al personal encargado de la gestión de residuos, que puede visualizar el estado de cada contenedor mediante una plataforma web y establecer de forma automática la mejor ruta de recogida de residuos, optimizando los recursos disponibles y reduciendo las emisiones contaminantes.
Además del nivel de llenado, los sensores también envían alertas relacionadas con otras incidencias tales como vuelcos o incendios.
Y aunque únicamente se ha hecho mención a los contenedores de basura tradicionales que se encuentran por la calle, este sistema se puede implementar en todo tipo de depósitos (residuos orgánicos, aceites usados, papel, plásticos y envases, etc.), soterrados o en superficie, que requieran una medición continua del espacio aún disponible.
Esta monitorización de los residuos lleva aparejado un importante ahorro económico para los consistorios o entes encargados de la gestión de las basuras. Así, diversos informes estiman que estas «soluciones inteligentes para la recogida y tratamiento pueden reducir los costes entre un 20% y un 40%».
Sirvan estos tres ejemplos reales como muestra de los beneficios que se pueden obtener al adoptar un sistema de residuos inteligente:
- En Cascais (Portugal), los sensores colocados en los contenedores soterrados han permitido que la recogida se efectúe cuando el depósito está al 80% en lugar de
al 40% como se hacía inicialmente. - El aeropuerto de Dublín ha pasado de vaciar 1200 cubos de basura diarios a solo 93.
- South Staffordshire, un distrito no metropolitano al NO de Birmingham (Reino Unido) ha conseguido ahorrar 380 000 libras esterlinas (más de 430 000 euros) al año gracias a un sistema de optimización de rutas de recogida de residuos
Un sistema de recogida de residuos eficiente y seguro es uno de los servicios que más valoran los habitantes y visitantes de las ciudades, así que, ¿por qué no confiar en la tecnología y permitir que sean los propios contenedores los que pidan cita con el camión de la basura?
Renzo arroyo
Es una buena idea incluso deberia fomentarse este tipo de tecnología en mi país
Luis A. Monteagudo
Así es Renzo, en todo el mundo, supone un gran ahorro,
Gracias por seguirnos!!!!