El búho campestre es una rapaz nocturna de distribución principalmente holártica que, a diferencia de otros búhos/lechuzas, tiene hábitos muy diurnos y ocupa sobre todo espacios abiertos sobre los que patrulla en busca de su principal fuente de alimento, el topillo campesino. Nidifica en el suelo, teniendo puestas de entre 4- 8 huevos, son aves que son fértiles cuando cumplen un año de edad, siendo este un factor clave para su estrategia de supervivencia, que luego detallaremos más adelante.
Es de carácter nómada, es decir, su presencia va muy ligada a la explosión de recursos impredecibles, en este caso, el alimento, y esto hace, que resulte complicada su comprensión y ecología, así como su conservación, dejando en duda si es una especie estable o en regresión, aunque todo apunta más bien lo segundo.
Y para profundizar un poco más en esta especie nómada tan desconocida, vamos a hacer un ligero repaso a un artículo publicado recientemente, en el que se han realizado seguimientos de varios individuos de búho campestre de diferentes poblaciones europeas situadas en distintos rangos latitudinales (Islandia, Escocia y España), abarcando así la mayoría de las poblaciones reproductoras de Europa Occidental.
Se ha llevado a cabo la captura de 31 ejemplares adultos (más de un año de vida) y 16 inmaduros (ejemplares en su año de nacimiento), siendo un total de 47 aves, 34 hembras y 13 machos, entre 2017 y 2022.
El tamaño total de la muestra se ha distribuido de la siguiente manera: 13 individuos marcados en Islandia, 17 en Escocia y otros 17 en España (Palencia, Valladolid y Huelva).
Estas capturas se han realizado en las zonas de cría cercanas al nido, con redes de niebla y redes trampa con utilización de reclamo. El GPS va colocado con un arnés torácico, teniendo un peso correspondiente al 2,6% del peso total de las aves. Esta tecnología, nos permite obtener información de la posición concreta del ave en intervalos muy cortos (cada minuto) o mucho más largos (cada varias horas). La duración media, hasta la última transmisión que se obtuvo de los dispositivos GPS, fue de 184 días en Islandia, 231 en Escocia y 249 días en España. Esto se debe a que estos dispositivos van equipados con unas pequeñas placas solares que los nutren y cargan, por lo que, a medida que descendemos hacia el sur, encontramos más horas de luz y por tanto, mayor cantidad de datos.
MOVIMIENTOS
Con respecto a los movimientos nómadas, se ha comprobado que estas aves pasan más de un 60% en sus “home-ranges”, es decir, zonas de estancia habitual y zonas de cría, y menos de un 10% realizando desplazamientos de larga distancia (Sahel – Ártico).
En la población más aislada geográficamente, Islandia, se ha podido comprobar que la propensión a desplazamientos de larga distancia fue bastante menor (2%) que en el caso de Escocia (8%) o España (19%), dándose, sobre todo, entre los meses de marzo-mayo y agosto y noviembre).
Algunas aves de Escocia y España se han movido por Europa y el norte de África, y un ejemplar de Islandia bajó hasta Gran Bretaña.
Mostrando algunos datos obtenidos, se ha podido comprobar que las distancias entre áreas de cría han oscilado desde 41 y 4216 kilómetros, observando que hay muy baja fidelidad o filopatria a las zonas de cría anteriores. La mayoría de estos movimientos de gran escala eran nocturnos.
En Escocia, hubo una hembra marcada en 2017, que en el año 2018 crio dos veces, una a 41 km de la zona de cría anterior, y otra en Noruega, a 926 km de distancia de esta última.
En España, se ha dado el caso de que una hembra abandonó a los pollos una vez estos ya eran capaces de termorregular por si solos, pero antes de que tuvieran total independencia, dejando al macho con el papel de crianza hasta esa independencia absoluta. Esto, denota una estrategia clara, la hembra con capacidad de criar hasta tres veces en un mismo año, optimiza el tiempo de esta manera para volver a comenzar en otro lugar el mismo proceso, y sacar otra pollada de jóvenes búhos campestres y asegurar así las supervivencia y continuidad de la especie.
MORTALIDAD
Otro factor que se ha podido estudiar a raíz de este seguimiento, ha sido el porcentaje de supervivencia de esta especie, de la cual se tenía bastante desconocimiento. La tasa de supervivencia se encuentra en la muestra completa en tan solo en el 0,47%, muy baja para una especie de tales dimensiones. Esta mortalidad se ha concentrado durante los desplazamientos de larga distancia e inmediatamente después de la cría. Los ejemplares adultos, una vez termina el proceso de cría, realizan una muda completa, es decir, cambian por completo todo su plumaje. Esto supone, un coste energético muy alto, que, si se solapa con el momento de desplazamiento de larga distancia, supone un alto riesgo de muerte.
La tasa de supervivencia en la muestra de adultos (31) fue del 0,45% (entre 17 y 22), muy cerca del dato de la muestra completa que fue del 0,47%.
La conclusión final, es que esta especie está muy ligada a la explotación de un recurso muy concreto, el alimento, y los ciclos de explosión de topillos oscilan entre los 3 – 5 años, por lo que obliga a los búhos campestres a vivir en esa incertidumbre constante, y obtener ese carácter nómada. También este estudio nos deja datos con relación a las grandes distancias que recorren, tanto en dispersión como en lugares o zonas de cría de manera secuencial. Estudios como este nos acercan más a estas especies tan desconocidas, y nos ayudan a poder comprender o hacernos una idea de su estado de conservación en la actualidad.
Esto ha sido solo una breve pincelada de todo lo que contiene este artículo, al que os invito que consultéis para obtener mucha más información sobre esta especie tan inédita.
Alfonso Guío, Biodiversidad