Cuando llega el fin del verano y salimos al monte, solemos encontrarnos con unos animalillos que han estado alimentándose vorazmente desde la primavera. Son unos depredadores formidables, temidos por muchos animales. Estos superpredadores, no tienen la admiración que despiertan los mesomamíferos entre el público. Sin embargo son unos animales, con adaptaciones formidables. Dominan las zonas de matorral más cálidas de provincias al sur, como Albacete, siendo un ejemplo más de nuestra biodiversidad. Estamos hablando de las arañas del género Argyope.
Estas arañas construyen grandes telarañas, muchas veces, tienden telarañas ancladas entre matorrales separados varios metros, hasta 5 o 6. Y para eso, tiran un hilo muy grueso del que cuelgan la telaraña. Muchas veces andando por el campo lo que notamos es como un hilo grueso se engancha a la altura del pecho y entonces en cuando nos encontramos con estas formidables arañas.
Otra circunstancia en la que podemos encontrar fácilmente las Argyope es en las mañanas del final del verano, cuando la niebla se echa sobre las telarañas y delata las trampas de estas pacientes cazadoras.
Las grandes telarañas que construyen, son unas trampas formidables para todo tipo de insectos voladores, desde los más pequeños a los mas grandes. El día que tomamos las fotos, todas las telarañas tenían varias polillas de las que estaban dando buena cuenta las arañas.
En Albacete podemos encontrar tres Agyope diferentes, para diferenciarlas podéis fijaros en los abdómenes que ha dibujado Guillermo García-Sahúco en su blog.
Los machos son ridículamente pequeños en comparación con las hembras. Básicamente son, portadores de los gametos masculinos y nada más. Las hembras, alimentarán y protegerán a la prole ferozmente.
Aunque no son de los animales más populares y admirados, no podemos negar su belleza.