La conservación del Cernícalo Primilla es, desde hace ya más de 15 años, el principal objetivo del Proyecto FALCO, que consiste en un programa de voluntariado ambiental financiado por la Consejería de Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía y del Área de Medio Ambiente de la Diputación de Huelva, basado en la participación ciudadana para la conservación de la fauna local.
Cernícalo Primilla
A los amantes de la naturaleza siempre nos ha llamado poderosamente la atención cómo las grandes águilas anidan en los cortados, cómo el gran búho incuba sus huevos al filo de los riscos, cómo los buitres negros nidifican en las copas más altas de las encinas o los ratoneros escogen las ramas imposibles de los eucaliptos. Todas ellas son rapaces que presentan un comportamiento agreste y salvaje, muy alejado de los asentamientos humanos.
Por el contrario, el cernícalo primilla (Falco naumanni), poco temeroso del ser humano, vive como un vecino más desde el Magreb hasta China. Se trata de un halconcillo (el más pequeño de nuestra fauna) que ha llevado hasta el límite su inclinación por las construcciones humanas, convirtiendo en su hábitat preferente a los torreones y campanarios, los lienzos de murallas o fortalezas medievales, los cortijos y los caseríos abandonados o derruidos que, en sus oquedades, mechinales y cavidades bien guarnecidas, acogen a este personaje tan especial.
Como la gran mayoría de las aves de presa, el cernícalo primilla no ha sido ajeno a las profundas alteraciones que los humanos infligimos a la naturaleza.
Principal amenaza
La principal amenaza para la especie radica en la pérdida de su hábitat de alimentación, tanto en las inmediaciones de las áreas de cría como en las zonas de dispersión. Factores como la intensificación de las explotaciones agrícolas, los cambios de cultivo, el abandono de tierras o la urbanización de las áreas periurbanas son muy negativos para esta rapaz insectívora. A esto se une el uso masivo de productos químicos en el campo, con la consiguiente pérdida de recursos alimenticios y la posible intoxicación de las aves. Por otro lado, su tendencia a anidar en edificios antiguos – expuestos a restauración, derribo o ruina – puede provocarles trastornos durante la estación reproductora o incluso la pérdida de su hábitat de nidificación.
Fases de actuación
- Inicialmente las personas voluntarias prospectan los hábitats potenciales o susceptibles de acoger colonias de cría: torreones y campanarios de iglesias, murallas de edificios históricos o caserones abandonados situados en lugares apartados.
- Una vez localizados los núcleos reproductores se procede al censo de adultos y al anillamiento de los pollos para realizar un seguimiento en el tiempo y determinar las tendencias poblacionales de la colonia.
- La tercera actuación se lleva a cabo durante la fase de dispersión de los pollos volantones, momento en el que muchos de ellos, aun sin pericia, caen desde sus nidos al suelo, pudiendo ser víctimas de atropellos, presas de gatos o perros o sufrir el expolio de viandantes que, de forma desaprensiva, no se resisten a criar en cautividad a esta bellísima rapaz esteparia.
- Finalmente, para reforzar los núcleos reproductores y garantizar hábitats óptimos para su reproducción y cría, las personas voluntarias instalan cajas nidos en viejos caseríos, naves abandonadas o graneros de cortijos y haciendas.
Todo ello con la única intención de que, cada amanecer, desde sus privilegiadas atalayas, los cernícalos primillas siguen recibiendo al sol con sus gañidos, convocando a todos los seres vivos a la aventura de un nuevo día, un caso excepcional en el que patrimonio ambiental, histórico y cultural, se funden para ofrecer a los amantes de la naturaleza un tesoro incalculable.