Antiguamente, mucho antes del anillamiento de aves, los griegos pensaban que las aves se escondían bajo tierra para pasar el invierno y, aunque suene descabellado, la verdad es que tiene bastante lógica: anfibios, reptiles, mamíferos e incluso algunos tan grandes como los osos, invernan bajo tierra, ¿por qué no las aves que veían desaparecer en verano?
A lo largo de los siglos fueron apareciendo varias teorías, desde que volaban mar adentro o incluso que volaban a la Luna, pero todas se podían resumir muy fácilmente: no tenían ni idea de a donde iban esas aves que solo veían en verano. La respuesta a esa pregunta llego de manera muy inesperada. En 1822 fue cazada en Alemania una cigüeña blanca. Resulta que tenía incrustada en el cuello una flecha proveniente del centro de África. Este hecho, permitió demostrar algo que para nosotros ahora es evidente, que las cigüeñas, entre otras muchas aves, pasan el invierno en África. El anillamiento científico de aves funciona de una forma muy parecida, marcar un ave de tal forma que si es vista o capturada se pueda saber de dónde viene y los sitios por donde ha pasado.
El anillamiento surge en Dinamarca en el año 1899, de la mano de H. Christian C. Mortensen donde se empiezan a marcar estorninos pintos con unas anillas de aluminio en las que se podía leer el nombre del anillador y su dirección, de tal forma que, si alguien recuperaba alguna, pudiera ponerse en contacto. Actualmente, funciona de manera regulada. En la Unión Europea es ilegal capturar aves silvestres, siendo el anillamiento una excepción que solo pueden realizar personas formadas y acreditadas para ello.


Oficinas de anillamiento y entidades avaladoras
Las aves se capturan con métodos inocuos o cuando son pollos en el nido, y se les pone una pequeña anilla metálica. De esta manera, si el ave es capturada de nuevo o se recoge tras su muerte, podemos saber su origen y deducir la ruta migratoria que ha seguido.
A día de hoy en España, hay cuatro oficinas de anillamiento, las cuales custodian y gestionan sus bancos de datos, dotan a los anilladores de anillas con su remite y emiten los certificados que avalan al anillador ante las Administraciones que conceden los permisos de anillamiento. Son la Sociedad de Ciencias Aranzadi, la Sociedad Española de Ornitología, la Oficina de Especies Migratorias (Min. Med. Amb) y el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona/ICO. Tanto SEO, como Aranzadi e ICO, son así mismas entidades avaladoras, se ocupan de formar anilladores, organizar proyectos de anillamiento, y de avalar, como su propio nombre indica, la capacitación de un anillador ante la Oficina de anillamiento con la que trabajan. A parte de estas tres ya mencionadas, son entidades avaladoras (pero no oficinas de anillamiento) la Estación Biológica de Doñana – CSIC, y el Grup Balear d´Ornitologia i Defensa de la Naturalesa.


El proceso de anillamiento tiene que asegurar por encima de todo, la seguridad y el bienestar del ave que se va a manipular. Debe ser un proceso rápido, pero bien ejecutado, para que el animal sufra lo menos posible, y sea puesto en libertad con la mayor brevedad.
Tipos de anillas
En todas las aves anilladas, siempre veremos una anilla metálica (cada especie tiene una medida predeterminada), que es lo que la individualiza y la separa de las demás, a modo de “DNI”. En esta anilla metálica, siempre se encuentra el código (modelo de anilla y número de identificación) más el remite.


Estas especies que solo tienen anilla metálica, que suelen ser principalmente el grupo de los paseriformes, precisan de recaptura del ejemplar para poder leer la anilla y reportar dicha captura a la oficina de anillamiento de origen, y ésta, a su vez, al anillador o anilladora responsable.


De manera opcional a esta anilla, se pueden colocar anillas/banderas de color, anillas o banderas de lectura a distancia, collares, placas nasales, paneles alares, etc.




Tanto estas últimas anillas con códigos de colores, como las anillas de lectura a distancia que veremos a continuación, suelen ser colocadas en aves de gran tamaño, las cuales no van a poder ser recapturadas, por lo que se precisa una lectura a distancia de una secuencia de colores, o bien de un código alfanumérico, para poder reportar el avistamiento.




¿Cómo puedo ayudar si veo un pájaro anillado?
Si localizamos alguna anilla con código de color o lectura a distancia, y somos capaces de leerla, el siguiente paso es reportarla. Para ello, hay distintas formas y lugares donde hacerlo. En el caso de los buitres, por ejemplo, lo ideal es escribir a la EBD (Estación Biológica de Doñana), pero por ejemplo en caso de las grullas, existe el ICORA. Para otros proyectos con anillas de lectura a distancia y otras marcas especiales, existe la página CR Birding, en la que puedes introducir tanto la especie, como el tipo de marca, y te deriva al proyecto europeo del que proviene, para poder ya contactar directamente con el/la responsable.


En la fotografía anterior, podemos ver que, una vez reportada y recibida la anilla, se almacena en una base de datos, en este caso de la EBD, y se añade al historial del ave. En la parte superior, entre otras cosas, se puede ver el código de la anilla, la fecha, la localidad donde se anilló y la edad del ave, en este caso un pollo en el nido. A continuación, tenemos el historial ordenado por avistamientos. Adjunta fecha, lugar, observador, los kilómetros recorridos y los días de diferencia.
Adjuntamos otro ejemplo, en este caso, un flamenco (Phoenicopterus roseus) con anilla de lectura a distancia blanca, con letras negras (LW2) que observamos en las lagunas de Alcázar de San Juan.


¿Para qué sirve anillar?
En definitiva, el anillamiento científico de aves es una técnica esencial para conocer las rutas migratorias, aspectos de su biología (muda, reproducción, alimentación, etc.), uso del territorio y el estado de conservación de nuestras especies de aves. Hoy en día, hay técnicas mucho más avanzadas, como pueden ser los dispositivos GPS, los cuales nos transmiten posiciones exactas del ave marcada en todo momento. Pero el anillamiento científico es infinitamente más accesible y económico, y nos puede aportar datos que un dispositivo GPS no puede a causa de su reducida vida útil, como por ejemplo la longevidad del individuo en cuestión. Afortunadamente, cada vez hay más ojos en el campo, y, por tanto, mayores lecturas e información.
Alfonso Guío, Biodiversidad