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En Enero de 2016, y un poquito antes de que saliese a la luz el nuevo Protocolo de NO2 del Ayuntamiento de Madrid, al que algunos optimistas llaman “Protocolo Anticontaminación”, publiqué en el Blog de La Calidad Ambiental un artículo sobre “Episodios de Contaminación Atmosférica”.
En dicho artículo exponía cómo se producían los famosos episodios de contaminación de ciudades como Madrid, qué era lo que sucedía en la atmósfera, y las razones que me impulsaban a creer que los famosos protocolos impulsados por las grandes ciudades ni funcionaban ni funcionarían nunca.
Pasado un tiempo podemos hacer ya una reflexión sobre el funcionamiento de estos protocolos. Y como el Protocolo de NO2 del Ayuntamiento de Madrid es el que más cerca nos queda, analizaremos cómo está funcionando, si es que lo está haciendo.
FUNCIONA O NO FUNCIONA EL PROTOCOLO DE MADRID.
Evidentemente, poco antes de que salga un protocolo a la luz no puedes afirmar a ciencia cierta que sus resultados vayan a ser buenos o malos, considerando además que en esta vida nada es blanco o negro.
Cierto es que a muchos el protocolo aprobado en el mandato de Ana Botella y posteriormente aplicado en el de Manuela Carmena, se nos antojaba inútil y con pocas probabilidades de éxito, pero en aquel entonces pensamos: “Por algo se empieza”.
Nunca puede ser malo evitar una emisión o reducirla, ahora bien, será suficiente para un problema tan grave como un episodio de contaminación.
Pasado un tiempo prudencial, ya puedo afirmar de forma fehaciente y con pruebas suficientes, que este tipo de Protocolos Anticontaminación no funcionan. En el caso concreto del Protocolo de NO2 del Ayuntamiento de Madrid, podemos confirmar que no tiene una efectividad real. Y es que, una vez producido el problema, las medidas adoptadas en los distintos escenarios sirven para más bien poco.
Poco después de año y medio, el histórico de datos se empeña en demostrar que, pese a las medidas dispuestas en el Protocolo y la repercusión mediática que tienen, la contaminación producida persiste y las medidas no sirven para prácticamente nada.
Si hacemos un poco de minería de datos con la información que tenemos de las estaciones de la Zona 1 de Madrid, el área central de la ciudad y la que mayor problemática presenta, podremos percatarnos de lo siguiente.
Tras la entrada en vigor del Protocolo de NO2 la situación no ha cambiado especialmente. El número de días con superación se mantiene prácticamente en la media, o muy levemente por debajo. Y, en cualquier caso, los años con protocolo en marcha (2016 y 2017) superan ya los días con episodio que se pudieron registrar en años anteriores como 2009, 2012, 2013 o 2014 (sin protocolo en marcha).
El número total de horas en las que se supera el umbral marcado de 180 µg/m3 también se mantiene próximo a la media. En este caso, además, al calcular el ratio entre horas con superación y días superados, nos podemos encontrar con un leve ascenso que puede verse incluso agravado en este último año 2017. Esto podría implicar un alargamiento en el tiempo de exposición (a confirmar a futuro).
En cualquier caso, los mejores resultados obtenidos en muchos de los años anteriores, sin protocolo, vienen a confirmar que la meteorología manda en los episodios, y que los protocolos tienen muy poca efectividad contra este factor si no lo incorporan de base en sus actuaciones.
Al estudiar cómo evolucionan las concentraciones que se alcanzan en esos días en los que superamos el nivel de preaviso, es donde nos encontramos los “beneficios” que puede estar ofreciendo la adopción del Protocolo de NO2 en Madrid.
Los episodios registrados con el protocolo en marcha presentan una concentración media sensiblemente inferior. Pero no tanto porque se haya producido una reducción uniforme en todo el conjunto de las concentraciones, sino porque gracias al protocolo, lo que sí que reducimos es en los valores más altos, los máximos del conjunto de datos.
En definitiva, el Protocolo de NO2 sirve para que la concentración máxima a la que estamos expuestos sea inferior, aun cuando el nivel medio alcanzado sigue estando muy por encima de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud y además podría estar prolongándose sensiblemente en el tiempo de exposición.
Si analizamos la situación por Escenarios, más allá de los niveles de superación establecidos en el protocolo, podremos además percatarnos de algún dato curioso adicional.
Por un lado, podemos confirmar que el número de escenarios se mantiene en la media, y de hecho 2016 marca la misma, con 22 Escenarios totales en el año. Recordemos que 2017 está pendiente de terminar, y que el mes de diciembre suele ser el peor.
El porcentaje de Escenarios 2 (los correspondientes al nivel de aviso o a la prolongación del nivel de preaviso) es algo superior a la media en 2016 y presenta la misma tendencia para el 2017. Es decir, a un mismo número de escenarios, estamos teniendo un mayor número de escenarios con peor situación, lo cual no es una buena noticia.
Y es que las condiciones meteorológicas que generan las inversiones térmicas son cada vez más estables, por lo que la generación de la superación es cada vez más rápida, y en zonas de Madrid, como la Zona 1, esto se traduce en la rápida acumulación de altos niveles de contaminación en periodos de tiempo muy reducidos, hasta tal punto que la mayoría de los Escenarios 2 se inician directamente con una superación del nivel de aviso, saltándose el preaviso, lo cual aún hace más inútiles la adopción de medidas correctoras a posteriori.
De hecho, tal es la influencia de la meteorología en los episodios de contaminación y la ineficacia del Protocolo de NO2 de Madrid, que el 100% de los Escenarios de Tipo 2 que empiezan con un primer día con niveles de Preaviso termina teniendo en el segundo día un nivel de aviso por encima de los 200 µg/m3. Es decir, la contaminación corre más que las medidas previstas por el Ayuntamiento de Madrid.
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