¿Estudias, Practicas o Trabajas?

 

Estudias, practicas o trabajas, más allá del tópico de la pregunta hemos aprendido que son 3 etapas fundamentales en nuestra vida profesional que no deben verse como excluyentes o asignadas por defecto a una época concreta de nuestro cronograma de aprendizaje o laboral, sino que deben simultanearse y ser compatibles.

El objeto de esta entrada es poner en valor un modelo mixto de interacción de las 3 haciendo énfasis en el aprendizaje mediante prácticas desde el punto de vista de la empresa (en su doble condición de tutor y aprendiz)

Aprovechando la época estival, en la que la inmensa mayoría hemos realizado prácticas, hacemos parón en nuestra línea editorial habitual más técnica para dedicar un hueco a cuestiones empresariales básicas.

Hasta donde llega nuestra memoria de cuarentones y conocimientos empresariales hemos conocido de primera mano, o de nuestros mayores, cuatro modelos que a continuación ordenamos cronológicamente y podrían caracterizarse a grandes rasgos en:

  1. Años 40/60. Un porcentaje importante de trabajadores carecía de una formación especializada previa y era limitado el disponer de estudios previos específicos relacionados con la profesión;  esto estaba conjugado con la figura del aprendiz, sin las garantías y formalidades actuales, y la ausencia de conceptos como el de la formación continua.
  2. Años 70/80. Le siguió otro antagónico donde el apartado de la formación teórica (universidad principalmente) primaba en el perfil del mercado laboral y donde esta era requisito para poder acceder a un puesto de trabajo; perdiéndose por el camino, por cuestiones de oferta y demanda, la figura del aprendiz, limitada a contadas profesiones, o reinventándose con nuevas fórmulas como la del becario.
  3. Años 90/10. Prolongación del anterior pero desvirtuado por  sectores como el de la construcción y afines que atrajeron a un gran nº de trabajadores sin formación teórica ni práctica previa para atender una demanda desatada que de alguna manera revitalizaron la figura del aprendiz por obligación más que por vacación, ello simultaneado con la consolidación de las prácticas regladas en el resto de sectores y en especial en el de servicios (siendo integradas por universidades, empresas y resto de agentes que conformaron una estructura organizada de ofertantes y demandantes que facilitase su implementación reglada).
  4. 10/Actualidad. Observamos cierto mestizaje de los 3 modelos anteriores, en bondades y defectos, pero con una tendencia clara, la de la excelencia en la formación previa + mejora continua como la clave del acceso al mercado laboral, la estabilidad laboral o el éxito empresarial; a su vez simultaneada con un concepto más ambicioso de “prácticas” que les da un valor similar al de la fase de estudios como oportunidad de posterior inserción, aprendizaje, autoempleo o una extensión más dentro de un proceso de especialización técnica o profesional.

Es aquí y ahora donde las prácticas ocupan un espacio igual de importante al de la formación básica o posterior especialización, tanto para las empresas como para los candidatos a formar parte de ellas; conjugado a su vez en una realidad donde las 3 etapas (estudiar-practicar-trabajar) no se ceden el relevo y se solapan, ya que la formación continua es requisito indispensable en el mercado laboral con independencia a que estemos o no en activo, y donde ese aprendizaje es parte esencial para ser mejores profesionales o conformar empresas con futuro.

En definitiva las prácticas deben importar por igual a trabajadores como a empresas, aunque en este post hablamos como empresa, como creadores de empleo o de oportunidades de crecimiento.

Por ello hacemos las siguientes afirmaciones sin quedarnos tan claro quien resulta más favorecido de esta relación,  pero si la evidencia de que es una experiencia siempre positiva.

  • es una acción natural de atracción, fomento e incorporación de talento o de valores como el compromiso o la proactividad, así como el camino para garantizar la supervivencia de un proyecto empresarial largoplazista.
  • no deben de ser entendidas como una etapa propia de personas que acaban de finalizar sus estudios, si no como una oportunidad de aprendizaje y colaboración válida para cualquier etapa de nuestra vida profesional, con independencia a que estemos o no en activo.
  • la mejor política de RSC que puede aplicar una empresa es, junto a crear empleo, la de apostar por la inserción de personas con ganas de aprender, aportar su experiencia o visión, o simplemente favorecer el dar la oportunidad de sumar a un proyecto.
  • oportunidad de proponer ideas, aprovechar la estructura y conocimiento de la empresa  para fomentar nuevas líneas productivas, de estrategia u organización,.. que en definitiva faciliten la posterior inserción laboral en caso de que las líneas tradicionales no puedan generar oportunidades. Ideas tenemos todos y algunas buenas, solo hay que perder el miedo a compartirlas y trabajarlas porque con complejos o celo a veces solo aumentamos el riesgo de no llevarlas a cabo (siempre partiendo de unas bases que aseguren la ética y reglas de juego coherentes para ambas partes)
  • deben de ser abordadas de forma responsable dotándolas de unos recursos (tutor, plan, etc…) para facilitar su finalidad última.
  • la remuneración de la práctica, el eterno debate junto a la visión de” mano de obra barata” en el que no vamos a entrar,  por entender que debe centrase en exclusiva en que debe ser cuantificada  por el grado aprendizaje mutuo adquirido por la persona y la empresa.
  • por último y más importante olvidar el concepto más tradicional de las prácticas, van más allá y pueden entenderse con formar parte de redes, foros, colectivos o comunidades profesionales, tanto físicas como digitales, como espacio de aprendizaje e intercambio de experiencias que enriquecen igualmente nuestro currículum a nivel técnico o de habilidades/cualidades sociales o empresariales.

Este post no deja de ser una opinión personal,  pero esperamos que poniendo en práctica el trinomio “especialización teórica, práctica o ensayo y trabajo diario” podamos seguir mejorando como personas y empresas. En todo caso en breve tendréis ocasión de conocer en este espacio otra opinión desde el otro ángulo, aunque en estas relaciones es difícil saber “quién da y quien recibe” en realidad, quedando claro que todos tenemos mucho que aprender y enseñar.

Como broche a este artículo sólo queremos dar las gracias a todas las personas que nos han ayudado a crecer y sobre todo a aprender y mejorar durante estos 16 años,  en especial a quienes formáis parte de Ideas Medioambientales.

 

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