Ecología del Paisaje, conectividad y fragmentación

Ecología del paisaje

El medio natural es una red extremadamente compleja, que funciona como un entramado de relaciones entre seres vivos y su entorno. El avance de la actividad humana ha resultado en una serie de procesos que pueden comprometer el buen desarrollo de estas relaciones. La ecología del paisaje es la disciplina científica que estudia estas relaciones, entre los patrones espaciales y los procesos ecológicos en un área determinada. En otras palabras, se interesa por cómo los elementos naturales y humanos interactúan en un paisaje, formando un mosaico de ecosistemas interconectados.

Paisaje

En ecología del paisaje, el concepto de paisaje va más allá de la concepción panorámica o estética. En esta disciplina, representa una unidad espacial heterogénea compuesta por un conjunto de ecosistemas que interactúan entre sí. Es decir, un paisaje es un mosaico de diferentes teselas o parches de distintos hábitats (bosques, ríos, campos, etc.) que se encuentran interconectados y que funcionan como un sistema complejo.

Conectividad ecológica
Paisaje

Conectividad ecológica

En este sentido, cobra especial importancia el concepto de Conectividad Ecológica, (o conectividad del paisaje). La conectividad ecológica, más allá de ser un simple concepto, es una realidad fundamental para la supervivencia y el buen funcionamiento de los ecosistemas. Podría definirse como la capacidad que tiene un determinado paisaje para permitir el uso de este espacio por las diferentes especies. Esta capacidad de uso, determinado por la capacidad de movilidad, es esencial para que los organismos puedan buscar alimento, encontrar pareja, dispersarse y colonizar nuevos territorios.

Podemos imaginar un paisaje como un gran tablero de juego. Cada especie es una pieza que necesita moverse por el tablero para encontrar alimento, reproducirse, buscar refugio o simplemente explorar. La conectividad ecológica es la medida en que estas piezas pueden moverse libremente y hacer uso entre las diferentes casillas del tablero.

En resumen, la conectividad ecológica es la medida en que el paisaje permite a las especies utilizar el espacio de manera efectiva para llevar a cabo sus ciclos de vida.

Una de las mayores amenazas que enfrenta este delicado equilibrio es la pérdida y fragmentación de hábitats. Este fenómeno, resultado principalmente de la actividad humana, consiste en la división de grandes extensiones de ecosistemas naturales en fragmentos más pequeños y aislados, que limita el movimiento de las especies y reduce su capacidad de utilizar el paisaje. Los procesos responsables de esta pérdida son múltiples y difíciles de separar (pérdida de hábitat, insularización causada por la reducción y el aislamiento progresivo de los fragmentos de hábitat, efectos de borde, etc.).

Conectividad ecológica

Fragmentación ecológica

La pérdida de hábitats: el primer eslabón en esta cadena. La pérdida de hábitats se refiere a la disminución o desaparición de áreas naturales donde viven diversas especies de flora y fauna. Este fenómeno ocurre principalmente debido a actividades humanas como la deforestación, la urbanización, la agricultura intensiva y la contaminación. La fragmentación de hábitats es, en gran medida, consecuencia de la pérdida de hábitats naturales. Al reducir el área de un hábitat, se disminuye la cantidad de recursos disponibles para las especies que lo habitan y se reduce su capacidad de carga.

Pero la fragmentación es un proceso que va mas a allá de solo una pérdida de hábitats, porque en este proceso se debe considerar igualmente la disposición espacial de las teselas.

Tesela o parche

Una tesela o parche en ecología del paisaje es un área relativamente homogénea dentro de un paisaje, con características diferenciadoras a las áreas adyacentes y que presenta unos límites definidos. Son los componentes básicos del paisaje, que definen la estructura del mismo.

Así la fragmentación ecológica es un proceso que ocurre cuando un hábitat, como un bosque o una pradera, comienza un proceso de “gruyerización” por pérdida de superficie en las teselas dejando áreas vacías o “huecos” en medio de un paisaje que antes era continuo, que puede llevar a dividirlo en fragmentos más pequeños y aislados.

Las principales causas de la fragmentación son las actividades humanas, relacionado por un lado como ya se ha indicado por la propia pérdida de hábitats (por ejemplo la deforestación, por corta de árboles para obtener madera, pero también la sustitución por agricultura, pastoreo u otros usos, que reducen la extensión de los usos forestales y los divide en fragmentos más pequeños).

Pero por otro lado, también influye enormemente en este proceso, otras actividades como la urbanización y la implantación de infraestructuras como carreteras, líneas de ferrocarriles, líneas eléctricas, que fragmentan los hábitats naturales, donde el factor pérdida de hábitats presenta una menor importancia respecto a otro como el efecto barrera.

Efecto barrera

Se trata de un fenómeno que ocurre cuando una estructura o condición ambiental impide o dificulta el movimiento de organismos entre diferentes áreas de un hábitat. Estas barreras pueden ser físicas, como carreteras, ríos o cercas, o bien ecológicas, como cambios bruscos en el tipo de vegetación o en las condiciones ambientales (por ejemplo ruidos, condiciones climáticas…), basándose en este caso en la conducta de los organismos, siendo una barrera que podría definirse como etológica.

Se trata probablemente de uno de los impactos ecológicos más conocidos de las infraestructuras lineales de transporte. Las infraestructuras limitan el movimiento de los taxones a través de los hábitats, de manera más o menos intensa en función de las características propias de las mismas (en una carretera, por ejemplo, son de importancia la anchura, permeabilidad, intensidad de tráfico o existencia de pasos para la fauna) y de las características de los organismos (como son las exigencias de hábitat, capacidad de dispersión, movilidad, etc.).

En los casos más drásticos, las infraestructuras constituyen una barrera infranqueable para las especies y establecen un aislamiento parcial o total entre poblaciones, causando un intercambio genético muy bajo o nulo y derivando a procesos de endogamia.

Conectividad ecológica

Consecuencias de la fragmentación

Finalmente, los efectos que producen todos estos procesos de pérdida de hábitats, fragmentación y efecto barrera serian:

  • Pérdida de biodiversidad: Los fragmentos más pequeños no pueden sostener poblaciones grandes y diversas de especies.
  • Aislamiento de poblaciones: Un aumento de la distancia entre los fragmentos, lo que lleva consigo una mayor dificultad para la conexión entre estos fragmentos
  • Alteración de los procesos ecológicos: La fragmentación puede interrumpir procesos como la polinización, la dispersión de semillas y los ciclos de nutrientes.
  • Aumento del efecto borde: se produce un aumento de la relación perímetro/superficie y, por consiguiente, una mayor exposición del hábitat fragmentado a las interferencias de la matriz, aumentándose el efecto borde y empeorando la calidad del hábitat.

Efecto borde

La disminución del tamaño de los fragmentos se asocia a un incremento inevitable de la relación perímetro/superficie. Se crea así en todas las teselas una banda perimetral de hábitat con condiciones adversas para muchas de las especies, produciéndose por tanto una zonificación con un hábitat de borde de baja calidad y un hábitat de interior de mayor calidad.

La pérdida de calidad del hábitat en la zona perimetral, se produce por una mayor interacción con las teselas colindantes, siendo un efecto inevitable de los procesos de fragmentación, con graves consecuencias para la supervivencia de las poblaciones afectadas.

Todos estos efectos producen generalmente una reducción progresiva de los tamaños poblaciones en cada una de las teselas de hábitats. En suma, la reducción, fragmentación y deterioro del hábitat terminan por producir una atomización de las distribuciones originales en subpoblaciones cada vez más pequeñas y aisladas, sometidas a problemas crecientes de viabilidad genética y demográfica, pudiendo afectar negativamente a otros parámetros tales como la condición corporal, el esfuerzo reproductivo (efecto Allee), la estabilidad durante el desarrollo, el comportamiento, etc…

Para mitigar los efectos negativos de la fragmentación, es fundamental realizar procesos de restauración ecológica y en general realizar actuaciones que permitan mejorar la conectividad ecológica. Esto puede lograrse a través de diversas actuaciones, como pueden ser la minimización de la pérdida de hábitats, la restauración de hábitats degradados, la definición de corredores ecológicos o la implementación de medidas de desfragmentación en proyectos de infraestructura.

Conclusión

La pérdida y fragmentación de hábitats es una de las mayores amenazas para la biodiversidad global. Comprender estos procesos y sus consecuencias es fundamental para desarrollar estrategias efectivas de conservación y restauración de los ecosistemas.

Alejandro Redondo, Evaluación ambiental

One Comment

    • Tomás Medina García

    Gracias por la descripción tan entendible sobre la conectividad ecológica. No es un término que suela escucharlo, la verdad. Me viene a la mente que una de las soluciones para estas fragmentaciones es lo que se llama “corredor ecológico”, aunque este recurso entiendo que es para áreas más grandes tipo parques naturales. ¿Qué otras maneras se conocen para combatir la fragmentacion ecológica a pequeña escala, es decir, a nivel de teselas?

    15 enero, 2025

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