Control de paleodunas

Exponemos en este post el resultado de los trabajos de control y la restitución edafológica y geomorfológica realizados en los terrenos afectados por el trazado de los Ramales de la Zona Nororiental de la Llanura Manchega (Ciudad Real, Cuenca, Toledo y Albacete) cuyo promotor es el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y se encuentra ejecutando Acciona Infraestructuras, S.A.

Las paleodunas, son formas de acumulación de los granos de arena y de gránulos de limos, sedimentados por la disminución de la velocidad del viento que transportaba los materiales detríticos (arenas y limos), proceso de transporte y deposición eólica (masas de aire como agente de transporte) inexistente en la actualidad y que conformaba, unas acumulaciones de sedimentos arenolimosos, constituidas por una cresta principal y dos flancos o pendientes bien definidas a ambos lados de la misma. Asociadas a estas acumulaciones arenosas con crestas claramente definidas (dunas o paleodunas), suelen presentarse otras formas deposicionales de origen eólico, denominas “mantos eólicos”, donde la sedimentación de los granos arenosos, no delinea una cresta y se depositan sobre una superficie más o menos planar.

Las afecciones principales de unas obras de conducción a las formas deposicionales dunares son, el desmantelamiento de las formas del terreno que conforman el paisaje característico de una determinada región, lo que se puede denominar como impacto geomorfológico, y, la inversión estratigráfica de los horizontes o capas del suelo s.s., que ocasiona la pérdida de la fertilidad o mejor dicho, la destrucción de los suelos característicos para el desarrollo de la vegetación psammófila o afín a los suelos arenosos (arenosoles, FAO-UNESCO), o impacto edafológico, es decir, impacto sobre la capacidad del suelo para el desarrollo de una determinada comunidad vegetal.

Para evitar las afecciones mencionadas, a parte de no dejar ningún terraplén, ni talud de excavación posteriormente a la finalización de la obra, restituyendo toda la topografía preexistente, previamente a la apertura de las zanjas de la conducción, hay que llevar acabo un reconocimiento de los perfiles de suelo (análisis de los perfiles edáficos), para la asistencia técnica sobre la excavación o extracción y la reposición ordenada de la estratigrafía del terreno y del perfil edáfico (del suelo s.s.), mediante la apertura de calicatas a lo largo del trazado de la conducción, que garantice la persistencia de las relaciones de yacencia entre las diferentes capas u horizontes que forman el perfil del suelo (o edáfico), limitando la mezcla y la desestructuración estratigráfica del suelo s.s., de estos elementos geomorfológicos singulares.

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