Salinas de Belinchón: paraje singular
Trabajar en Ideas Medioambientales nos proporciona la oportunidad de conocer parajes singulares. Las Salinas de Belinchón, situadas en la provincia de Cuenca, es uno de estos sitios peculiares.
Después de una agradable e interesante conversación con M.ª Ángeles Denche y su hija Paula, propietarias de Las Salinas de Belinchón, pensamos que deberíamos contar la historia de este lugar único. Fueron los romanos los primeros en explotar las salinas debido a la importancia que tenía este mineral en sus intereses económicos al igual que hicieron en otros lugares de Hispania. El primer propietario fue Alfonso VII, pasando por el arzobispo de Toledo y Felipe II siendo un lugar económicamente estratégico en la Edad Media. En 1873 pasa a manos privadas siendo el Marques de Remisa el siguiente propietario. Era de tal importancia el lugar y sus aguas tan beneficiosas, que se construyó un balneario al cual acudía frecuentemente la mismísima reina Isabel II de España. En la fachada de las viviendas hay un magnifico escudo Borbónico fabricado en mármol que es una verdadera obra de arte y recuerda un pasado glorioso.
Se llegaron a producir hasta 2 millones de Kilogramos de sal, más que las mejores salinas costeras del Mar Mediterráneo español, llegando a trabajar en las salinas hasta 300 personas. Resulta llamativo que la reactivación de estos sectores abandonados revitalizaría la “España vacía “que tanto llena los discursos de los políticos. Efectivamente, la sal no solo se extrae de aguas costeras, en el caso de las Salinas de Belinchón el pozo de extracción está situado en el Arroyo Salado situado cerca de Belinchón.


Fue de tal importancia para Belinchón que en su escudo municipal aparece un montón de sal. El agua que se extrae del pozo de las Salinas de Belinchón tiene altas concentraciones de sal, entre otros minerales, 300gr/litro aproximadamente mientras que la del mar Mediterráneo tiene 38gr/litro. La sal, en la antigüedad, era un bien muy preciado, en una época en la que no había otra manera de conservar los alimentos, el poder transportarlos sin que se deterioraran era toda una revolución. Además, tenía gran importancia en otras actividades como el textil.
Declive del sector
En los años 60 empieza el declive de este sector debido a diferentes aspectos como el transporte, nuevas formas de conservación, entre otras muchas causas que hacen que ya no sea tan rentable y se empiece a abandonar la actividad, empezando el final no solo de una actividad y forma de vida sino también una arquitectura singular.
En el caso de las Salinas de Belinchón gracias al esfuerzo y pasión que transmiten M.ª Ángeles, Paula y resto de su familia se ha retomado la actividad con la fabricación de salmuera, muy utilizada en la industria cosmética, química, textil y alimentaria entre otras, dándole una nueva vida a tan singular espacio y no permitiendo que dichas instalaciones caigan en la ruina.
El conjunto de edificios consta de casas para viviendas, bastante bien conservadas que hablan de épocas pasadas. En el frontal de una de ellas se observa el escudo Borbónico mencionado anteriormente, en los alrededores se pueden ver las antiguas cubetas donde se almacenaba el agua, que tras su evaporación, se extraía la sal, encontrándose actualmente colmatadas de tierra debido al abandono, todavía se aprecia el perímetro de maderos que las rodeaban, posiblemente de madera de Sabina albar (Juniperus thurifera), madera muy resistente a la humedad.




Almacenes de sal
Pero, sin duda, la estrella del conjunto industrial son los dos grandes almacenes de sal anexos a las viviendas, por sus dimensiones y altura nos dan una idea de la gran cantidad de toneladas que se podía almacenar. El edificio de almacenamiento lo sostiene dos hileras de magníficos postes de madera de Sabina albar (Juniperus thurifera) casi petrificados por la sal almacenada durante cientos de años y que soportan una verdadera obra de arquitectura de madera que conforma el gran tejado. Los increíbles tejados que cubren estos almacenes están bastante dañados lo cual hace que entre la intemperie y el deterioro sea inminente.


Desde Ideas Medioambientales y sensibilizados por nuestro patrimonio histórico, nos gustaría hacer eco, con este post, para que las administraciones o alguna entidad relacionada con las energías renovables hicieran lo posible por recuperar nuestro patrimonio histórico que poco a poco se va perdiendo, en el caso de las Salinas de Belinchón, la restauración de los magníficos tejados de los almacenes podría servir como medida compensatoria para consolidar las poblaciones de Cernícalo primilla (Falco naumani) dentro de los proyectos fotovoltaicos existentes en la zona.
Gracias a M.ª Ángeles y Paula por su amabilidad y permitir la realización de fotos de las instalaciones.
Francisco Bustamente, Biodiveridad