Los escarabajos, aliados de nuestros cultivos y bioindicadores

Los escarabajos (de los que ya hablamos no hace mucho), protagonistas de fobias y aparentemente molestos en la agricultura, han demostrado que pueden ser mucho más que un simple insecto.

¿Qué es un bioindicador?

BIO significa “vida” u ”organismo vivo”.

Un bioindicador es un organismo vivo capaz de dar información de las características del entorno o ecosistema en el que se encuentra. Por ejemplo, los líquenes de la corteza de los árboles son bioindicadores de la humedad, al igual que los coleópteros, comúnmente llamados escarabajos, son indicativos de la salud de un hábitat, como pueden ser los cultivos.

¿Sabías que un cultivo por muy artificial que pueda parecer dada su explotación y modificación por el ser humano, también es un ecosistema?

Acerca de los coleópteros

Los coleópteros son el orden de insectos más diverso, contando con alrededor de 370.000 especies descritas pertenecientes a unas 200 familias, lo que les hace ser uno de los grupos animales con mayor éxito evolutivo. Muestran desarrollo holometábolo, es decir, presentan una metamorfosis completa en la cual pasan por 4 fases de desarrollo bien diferenciadas: huevo, larva, pupa e imago o adulto (Zarazaga, 2015).

Ecología de los coleópteros

Los coleópteros presentan una ecología muy diversa, lo que les ha permitido colonizar gran variedad de ambientes muy diferentes entre sí. Por otro lado, también poseen hábitos alimenticios muy variados y establecen multitud de tipos de interacciones con otros seres vivos, lo cual se traduce en que son elementos claves en los ecosistemas terrestres, desempeñando funciones ecológicas esenciales (Pearson & Cassola, 1992).

Funciones ecológicas

En cuanto a funciones ecológicas, destaca la descomposición de la materia orgánica y la mineralización de nutrientes, que cobra además especial relevancia en sistemas agrícolas, que llevan a cabo coleópteros edáficos, como es el caso de la familia Tenebrionidae, que es de especial interés para la evaluación del impacto que producen las actividades humanas (Crawford, 1991).

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Imagen 1. Alphasida subbaetica Obregón & Verdugo, 2012 en Priego de Córdoba (Cordoba). Foto: Lucía Arjonilla, técnica de Biodiversidad en Ideas Medioambientales.

Otra función de especial relevancia en sistemas agrícolas es la del control biológico de plagas que algunas especies de coleópteros llevan a cabo, como es el caso del estafilínido Ocypus olens (Müller 1764) (Tortosa, 2022). Esta especie depreda, entre otras presas, sobre las pupas de la mosca de la aceituna (Bactrocera oleae Rossi, 1790) cuando abandonan el fruto para enterrarse, evitando de tal manera daños a los olivos.

¿Por qué los coleópteros son buenos bioindicadores?

Recientemente, los coleópteros han cobrado un notable interés en estudios sobre conservación y son usados como bioindicadores biológicos ya que están presentes en numerosos hábitats y son sensibles a los cambios ambientales (Uehara, 2009). Los coleópteros edáficos en particular, guardan una estrecha relación con el suelo lo que les hace buenos indicadores de la calidad de este hábitat, pues son muy sensibles a sus características, como el pH, la salinidad, la temperatura o la humedad, ya que juegan un papel importante sobre su fisiología, alimentación, reproducción y desarrollo (Cárdenas et al. 2011; Zerbino et al. 2008). Cambios bruscos en alguna de estas variables fisicoquímicas del suelo, como pueden ser los cambios inducidos por la ausencia de la cubierta vegetal, pueden resultar fatales para el desarrollo y supervivencia de estos organismos,  lo cual es indicativo de que el suelo se está degradando y perdiendo calidad (Zerbino et al. 2008).

El orden Coleóptera ha sido objeto de investigación en muchos estudios para analizar el impacto humano sobre los hábitats y su calidad ambiental (Grandchamp et al. 2005; Heyborne et al. 2003; Rainio & Riemela, 2003). Los coleópteros de la familia Carabidae se han usado como bioindicadores del manejo de cultivos, dado que se encuentran en todos los agroecosistemas y se ha observado que son depredadores de numerosas plagas (Holland & Luff, 2000). Coleópteros de la familia Scarabaeidae se han utilizado como bioindicadores en un estudio del grado de impacto humano en bosques húmedos amazónicos, mostrando como resultado que el número de especies e individuos aumentó con la perturbación antropogénica (Otavo et al. 2013).

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Imagen 2. Carabus lineatus subsp lateralis (Chevrolat, 1840) en Tineo (Asturias). Foto: Lucía Arjonilla, técnica de Biodiversidad en Ideas Medioambientales.

Como conclusión, los escarabajos son una herramienta clave en el ecosistema, porque por un lado pueden combatir con las posibles plagas que le afecten y por otro, puede diagnosticar el estado de su suelo, lo que les hace esenciales dado que pueden ayudar a prevenir problemas que nosotros no vemos. ¿Quién nos iba a decir que un ser tan pequeño podría ayudarnos con algo tan grande?

Bibliografía

Alonso-Zarazaga, M. A. (2015). Clase Insecta: Orden Coleoptera. Revista IDE@-SEA55, 1-18.

CÁRDENAS, A. M., BUJALANCE, J. L., & HIDALGO, J. M. (2011). Assessment of darkling beetle fauna after implementation of an environmental restoration program in the Southern Iberian Peninsula affected by the Aznalcóllar toxic spill. Journal of Insect Science, 11(1).

CRAWFORD, C. S. (1991). The community ecology of macroarthropod detritivores. Ecology of Desert Communities. University of Arizona Press, Tucson.

GRANDCHAMP, A. C., BERGAMINI, A., STOFER, S., NIEMELÄ, J., DUELLI, P., & SCHEIDEGGER, C. (2005). The influence of grassland management on ground beetles (Carabidae, Coleoptera) in Swiss montane meadows. Agriculture, ecosystems & environment, 110(3-4), 307-317.

HEYBORNE, W. H., MILLER, J. C., & PARSONS, G. L. (2003). Ground dwelling beetles and forest vegetation change over a 17-year-period, in western Oregon, USA. Forest Ecology and Management, 179(1-3), 123-134.

HOLLAND, J. M., & LUFF, M. L. (2000). The effects of agricultural practices on Carabidae in temperate agroecosystems. Integrated pest management reviews, 5(2), 109-129.

OTAVO, S. E., PARRADO-ROSSELLI, Á., & ARI NORIEGA, J. (2013). Superfamilia Scarabaeoidea (Insecta: Coleoptera) como elemento bioindicador de perturbación antropogénica en un parque nacional amazónico. Revista de Biología Tropical, 61(2), 735-752.

PEARSON, D. L., & CASSOLA, F. (1992). World‐wide species richness patterns of  tiger beetles (Coleoptera: Cicindelidae): indicator taxon for biodiversity and  conservation studies. Conservation Biology, 6(3), 376- 391.

RAINIO, J., & NIEMELÄ, J. (2003). Ground beetles (Coleoptera: Carabidae) as bioindicators. Biodiversity & Conservation, 12(3), 487-506.ROMERO, R. O. (2015). La influencia del manejo del suelo en las comunidades de coleópteros edáficos (Coleoptera) en la ZEPA-LIC La Serena y Sierras Periféricas (Badajoz, España). Boletín de la SEA, 56, 291-299.

TORTOSA, A., DUFLOT, R., RIVERS‐MOORE, J., LADET, S., ESQUERRÉ, D., & VIALATTE, A. (2022). Natural enemies emerging in cereal fields in spring may contribute to biological control. Agricultural and Forest Entomology.

UEHARA-PRADO, M., DE OLIVEIRA FERNANDES, J., DE MOURA BELLO, A., MACHADO, G., SANTOS, A. J., VAZ-DE-MELLO, F. Z., & FREITAS, A. V. L. (2009). Selecting terrestrial arthropods as indicators of small-scale disturbance: A first approach in the Brazilian Atlantic Forest. Biological Conservation, 142(6), 1220-1228.

ZERBINO, S., ALTIER, N., MORÓN, A., & RODRÍGUEZ, C. (2008). Evaluación de la macrofauna del suelo en sistemas de producción en siembra directa y con pastoreo. Agrociencia Uruguay, 12(1), 44-55.

Lucía Arjonilla, Biodiversidad

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