En post anteriores comenzamos a hablar sobre los perros para la conservación. Estos amigos y buscadores caninos, que con sus grandes dotes olfativas, suponen una herramienta para lograr increíbles resultados en conservación, ayudándonos a mejorar la localización de diferentes especies animales o vegetales. Nosotros, concretamente, hablamos de los perros detectores en parques eólicos, cuyo trabajo permite aumentar la precisión en la estimación de mortalidad, maximizando la localización de animales que han colisionado con los aerogeneradores y consiguiendo de esta forma, datos que reflejan mejor la realidad de lo sucedido dentro de estos parques de energías renovables.
Buscadores caninos: La magia del olfato
Son diversos los estudios que muestran la alta eficiencia que presentan los perros. Su habilidad frente a la humana es, en lo que a búsqueda de diferentes objetivos se refiere, totalmente asombrosa. Entre los estudios que se han realizado se encuentra el trabajo llevado a cabo por Ideas Medioambientales el pasado año (Domínguez del Valle et al., 2020). En él se analizan aquellos factores que pueden afectar a la localización de cadáveres en parques eólicos, tanto en buscadores humanos, como en buscadores caninos. En este estudio se plasma la superioridad por parte de los perros en la detección de dichos objetivos, cuyo rendimiento además, en este estudio, sigue manteniéndose elevado independientemente del tamaño de las muestras, las características de la vegetación o las condiciones climáticas. En contraposición, los rastreadores humanos mostraban una tasa de localización de cadáveres inferior y considerablemente disminuida por factores como el tamaño de los cadáveres y la densidad de la vegetación.
Nuestro trabajo en la detección
Sin embargo, no todo el éxito en el proceso de detección es resultado de la labor del perro. El papel humano en el trabajo de búsqueda es fundamental para que la actuación de nuestro compañero canino sea lo más eficiente posible.
El guía debe estar mental y físicamente preparado para el trabajo que va a realizar en largas jornadas de trabajo de campo en el área de estudio, manteniéndose alerta a las señales que el perro pueda emitir. El guía debe conocer perfectamente el lenguaje corporal y la personalidad de su compañero canino, solucionando los problemas antes de que estos si quiera lleguen a ocurrir, asegurando la motivación y el buen estado físico del perro, y centrándose en condiciones del entorno que puedan afectar a la detección, minimizando estos factores y garantizando de esta forma la búsqueda eficaz y la seguridad del animal.
Por otro lado, en nuestra labor entra realizar una buena planificación del trabajo de búsqueda antes de ir al campo. De esta forma podremos maximizar el número de localizaciones en el menor tiempo posible, con los recursos de los que se dispone y aprovechando al máximo el tiempo de trabajo del perro. Esto se conoce como Teoría de Búsqueda, fue desarrollada por Koopman (1946,1980) y tiene sus raíces en la Segunda Guerra Mundial, formando parte de una disciplina más amplia denominada Investigación de Operaciones, cuyo objetivo es encontrar la forma más eficiente y eficaz de llevar a cabo las operaciones de salvamento.
Esta teoría maneja dos conceptos muy útiles a tener en cuenta a la hora de crear una estrategia de búsqueda específica con el perro (Glen & Clare, 2018). La cobertura, que es el área sobre la que se realizará la búsqueda frente al área total; y la anchura de barrido eficaz, que es la distancia a cada lado del buscador donde el número de objetos perdidos dentro de la banda es igual al número de objetos encontrados fuera de la banda.
Este ancho de barrido y la cobertura estarán determinados por el tipo de objeto a localizar (diferencias de especies, grado de descomposición y el tamaño de los cadáveres), la capacidad del rastreador (motivación, fatiga, etc.), condiciones climáticas (diferencias en la dispersión de olores según la temperatura, humedad y velocidad, y dirección del viento) y condiciones del terreno (tipo de vegetación, desniveles en el terreno, etc.).
A seguir trabajando…
Estudios como el realizado por Ideas nos ayuda a conocer mejor estos patrones que pueden afectar a la eficacia de nuestros buscadores caninos, y de esta forma, solventar dichos hándicaps con una buena planificación del trabajo y una excelente comunicación en el binomio perro-guía.
Bibliografía
Domínguez del Valle, Jon & Cervantes Peralta, Francisco & Arjona, Marisa. (2020). Factors affecting carcass detection at wind farms using dogs and human searchers. Journal of Applied Ecology. 57. 1926-1935. 10.1111/1365-2664.13714.
Glen, Al & Veltman, Clare. (2018). Search strategies for conservation detection dogs. Wildlife Biology. 2018. wlb.00393. 10.2981/wlb.00393.
Koopman, B. O. (1946). Search and screening. Operations Evaluations Grp Rep. no. 56. Center for Naval Analyses, Alexandria, VA.
Koopman, B. O. (1980). Search and screening: general principles with historical applications. Pergamon Press.