“Tengan cuidado ahí fuera”, con esta mítica frase finalizaba las reuniones el Sargento Phil Esterhaus (Michael Conrad), en la policíaca serie de televisión Canción triste de Hill Street (Hill Street Blues). Y con este ritual, el sargento invitaba a sus compañeros a que tomasen las precauciones necesarias en su jornada laboral. Pues de esta misma forma, muchas veces se nos debería advertir antes de comenzar nuestro trabajo en el campo. Y más si cabe en los meses de invierno; ya que no son pocas las condiciones ambientales extremas a las que nos exponemos en estas semanas, con bajas temperaturas, malas condiciones del suelo, baja visibilidad,..
Cuando nos disponemos a comenzar nuestra jornada de campo, muchas veces no somos conscientes de los riesgos a los que forzamos nuestro organismo. Por esta razón, en estos párrafos os intentaremos exponer estos riesgos, su evaluación, las medidas preventivas y formas de proceder ante la probable exposición a la que vamos a estar sometidos.
Esta publicación forma parte de una colección de riesgos que hemos identificado y evaluado en base a nuestra experiencia en las salidas que realizamos en el campo. En esta primera edición, hemos recopilado las incidencias más directas, asociadas a las condiciones meteorológicas, para posteriormente evaluar las incidencias por las condiciones del terreno o por posibles incendientes con la fauna.
La primera, y en la fecha que nos encontramos es evidente, hace referencia a la exposición al frío, la cual es inherente a la realización de trabajos al aire libre, que puede provocar riesgos de tipo térmico, dependiendo de la temperatura y la velocidad del aire. Esta exposición al frío puede producir desde incomodidad, deterioro de la ejecución física y manual de las tareas, a congelaciones en los dedos de las manos y los pies, mejillas, nariz y orejas, aunque la más grave consecuencia de ello es la hipotermia, que consiste en una pérdida de calor corporal. Por lo general, con un ajuste apropiado de la vestimenta, se consigue controlar y regular la pérdida de calor corporal para equilibrar los cambios termohigrométricos en el ambiente.
La evaluación de este riesgo viene determinada cuando el proceso de trabajo o las condiciones meteorológicas hacen imposible la eliminación de los riesgos por frío, tomando en consideración si estas condiciones si se pueden considerar aceptables para la salud o si, por el contrario, es preciso aplicar medidas para reducirlos hasta niveles aceptables. Las condiciones térmicas en ambientes exteriores depende del tiempo y del clima, por lo que las medidas de protección que se deben aplicar son, principalmente, llevar una ropa de protección adecuada o el control de la exposición. Cuando las temperaturas son muy bajas, puede ser necesario usar protección respiratoria y ocular.
Por lo que las medidas preventivas pasan por reducir la exposición a estas condiciones, tales como:
- Vestirse con varias capas de ropa holgada.
- Proteger las extremidades de los trabajadores evita el enfriamiento localizado.
- Seleccionar la vestimenta adecuada facilita la evaporación de sudor.
- Ingerir líquidos calientes ayuda a recuperar pérdidas de energía calorífica.
- Limitar el consumo de café como diurético y modificador de la circulación sanguínea minimiza las pérdidas de agua y, por lo tanto, de calor.
- Utilizar ropa cortaviento reduce el efecto de la velocidad del aire.
- Realizar reconocimientos médicos previos es una medida adecuada para detectar disfunciones circulatorias, problemas dérmicos, etc.
- Sustituir la ropa humedecida evita la congelación del agua y la consiguiente pérdida de energía calorífica.
- Disminuir el tiempo de permanencia en ambientes fríos minimiza la pérdida de calor.
- Controlar el ritmo de trabajo, hace que la carga metabólica sea suficiente sin que supere un valor que genere sudoración excesiva.
Si aún tomando estas precauciones, nos encontrásemos con una persona con hipotermia, se recomienda:
- Llamar al 112.
- Retirar al enfermo de la exposición al frío.
- Quitar la ropa húmeda o mojada.
- Cubrir el cuerpo, el cuello y la cabeza con mantas secas y calientes; no tapar la cara.
- Calentar la habitación, en su caso, de forma progresiva.
- Si está consciente, ofrecer bebidas calientes azucaradas.
- Si está inconsciente, colocar en posición lateral y no darle bebidas.
- Nunca ofrecer bebidas alcohólicas ni recalentar al enfermo en la bañera.
En contraposición y cuando comienzan a subir las temperaturas, debemos tomar precauciones para evitar el golpe de calor. La consecución de este hecho se debe a la sobreexposición a una fuente de calor, la cual deriva en un estrés térmico que puede degenerar en una reacción extrema, y sintomatologías, a las que debemos prestar atención:
Cuando se produce un golpe de calor, la piel se calienta, se seca y cesa la sudoración; aparecen convulsiones; aumenta el ritmo respiratorio y cardíaco; la temperatura corporal puede llegar a ser superior a los 40º C y aparecen alteraciones de la conciencia.
Para evitar en la medida posible esta situación, se recomienda:
- Informar a los trabajadores, antes de realizar un esfuerzo físico en un ambiente caluroso, sobre la carga de trabajo y el nivel de estrés por calor que tendrán que soportar, así como sobre los riesgos de sufrir un golpe de calor.
- Conocer los síntomas de los trastornos producidos por el calor: mareo, palidez, dificultades respiratorias, palpitaciones y sed extrema.
- Evitar, o al menos reducir, el esfuerzo físico durante las horas más calurosas del día.
- Prever fuentes de agua potable próximas a los puestos de trabajo.
- Utilizar ropa amplia y ligera, con tejidos claros que absorban el agua y que sean permeables al aire y al vapor, ya que facilitan la disipación del calor.
- Evitar beber alcohol o bebidas con cafeína, ya que deshidratan el cuerpo y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades debidas al calor.
Distribuir el volumen de trabajo e incorporar ciclos de trabajo- descanso. Es preferible realizar ciclos breves y frecuentes de trabajo descansoque períodos largos de trabajo y descanso.
- Dormir las horas suficientes y seguir una buena nutrición son importantes para mantener un alto nivel de tolerancia al calor.
- Proteger la cabeza con casco, gorras o sombreros, según sea el trabajo realizado.
- Utilizar cremas de alta protección contra el sol.
- Beber agua fresca, si la víctima está consciente.
Recordando, que si nuestro compañero, o cualquier persona, sufren un golpe de calor, se deberá proceder bajo el siguiente protocolo:
- Colocar a la persona accidentada en un lugar fresco y aireado. Se debe reducir la temperatura corporal disminuyendo la exposición al calor y facilitando la disipación de calor desde la piel. Se deben quitar las prendas innecesarias y airear a la víctima.
- Refrescar la piel. Es conveniente la aplicación de compresas de agua fría en la cabeza y empapar con agua fresca el resto del cuerpo. El enfriamiento del rostro y la cabeza puede ayudar a reducir la temperatura del cerebro. Es conveniente abanicar a la víctima para refrescar la piel.
- No controlar las convulsiones. Las convulsiones son movimientos musculares que se producen de manera incontrolada debido a un fallo en el sistema nervioso central. Si se intentan controlar estos movimientos, se podrían producir lesiones musculares o articulares importantes. Es conveniente colocar algún objeto blando (ropa, almohada, cojín, etc.) debajo de la cabeza de la víctima para evitar que se golpee contra el suelo.
- Trasladar al paciente a un hospital.
Como veis, con frío y calor, siempre desarrollamos nuestra actividad con todas las medidas necesarias para evitar cualquier incidente.