Sin duda la apicultura ha de ser una actividad compatible con las instalaciones de generación de energía solar fotovoltaica (o viceversa), sin comprometer o poner en riesgo la biodiversidad del ecosistema en el que se asientan ambas actividades. En estos días que hemos conmemorado el Día Internacional de las Abejas (20 de Mayo) y el Día Mundial de la Biodiversidad (22 de mayo), compartimos algunas ideas para hacerlas compatibles.
La vegetación y la gestión del suelo
El fomento de una vegetación natural, autóctona, adaptada al clima y al terreno, bien a través de siembras de mezclas de semillas, o bien por espontaneidad es una de las claves de una gestión correcta del suelo, y un importante aporte de valor ecológico y medioambiental, al entorno de una planta fotovoltaica. La eliminación del uso de herbicidas y plaguicidas, la realización de siegas esporádicas y el permitir el proceso de floración de las plantas, garantizan recursos para el bienestar de las colmenas. El manejo adecuado de cabañas de ganado, en baja intensidad y en períodos alejados de la floración de las plantas también se contempla y se está experimentando como una solución de apoyo al mantenimiento de instalaciones.
Apicultura intensiva vs Manejo integral de la finca
¿Es la apicultura siempre beneficiosa para la biodiversidad del planeta?. Como casi en todo, depende de la mesura. Existe una apicultura “industrial”, en la que solo prima la productividad y la rentabilidad, que maneja cientos de colmenas y que en algunos casos utiliza razas de abejas exóticas que pueden trasmitir enfermedades a otros insectos del entorno. Además, un número tan elevado de colmenas en una sola finca acabaría provocando una gran competencia con todas las abejas autóctonas y otros insectos, que podría tener un efecto negativo en los polinizadores silvestres.
Creemos, pues, que la apuesta de la integración entre apicultura y la generación de energías renovables debe ir encaminada hacia una apicultura más o menos tradicional, a ser posible en ecológico, que limite el número de colmenas por hectárea y que implique un manejo integral de la finca que pueda beneficiar la biodiversidad.