Continuamos la serie de posts dedicada a especies invasoras, con el conocido ailanto o árbol del cielo Ailanthus altissima.
Este árbol lo podemos observar en una gran variedad de espacios tanto naturales como antropizados, por ejemplo, desde el borde de carreteras y jardines hasta espacios ribereños.
A lo largo de nuestra experiencia nos lo hemos encontrado en infinidad de lugares, el último de ellos próximo a la ribera del río Júcar en Tarazona de La Mancha (Albacete).
Es originario de China, donde se cultiva como alimento de una especie de gusano de seda, y del norte de Vietnam. Fue introducido en forma de semillas en Francia en 1740 y, posteriormente (1751), al ser confundida con la especie Toxicodendron vernicifluum, fue transportada a Londres y a otras partes de Europa y América, expandiéndose como especie invasora en todos los continentes salvo en la Antártida. En nuestro país, se considera especie exótica invasora, apareciendo tanto en el Catálogo español de especies exóticas invasoras como en el Atlas de las plantas alóctonas invasoras de España.
Se caracteriza por ser una especie pionera, es decir, aprovecha espacios abiertos para su colonización, de crecimiento rápido. Florece de mayo a julio, reproduciéndose bien por semilla, fundamentalmente con dispersión anemócora, pudiendo producir cada ejemplar adulto hasta 350.000 semillas al año, así como por vía asexual mediante vigorosos brotes de cepa y raíz, que pueden emitirse incluso a cierta distancia del pie madre (hasta 15 m). Las hojas y la corteza poseen sustancias con acción alelopática y herbicida (principalmente la ailanthona), que son tóxicas para muchas especies, lo que contribuye a reducir la vegetación nativa por competencia y al estar sujeta a una baja presión herbívora.
Presenta una copa aparasolada y ramillas rojizas; de hojas compuestas, alternas, pinnadas, aovadas o lanceoladas.
Resiste condiciones ambientales muy adversas, como las temperaturas extremas y la sequía estival, así como las atmósferas contaminadas de las grandes ciudades. Por otro lado, es muy poco exigente en lo que respecta a la calidad del sustrato, con tal de que tenga un drenaje suficiente. Se desarrolla bien tanto a plena luz o bajo sombra.
El ailanto es muy difícil de eliminar una vez que se ha establecido, persistiendo a veces incluso después de la tala, quema o tratamiento con herbicidas. Los primeros métodos que deben emplearse son de tipo mecánico, empezando por retirar manualmente las plántulas lo antes posible, preferentemente cuando el suelo está húmedo para facilitar la extracción de toda la raíz. En individuos adultos deben efectuarse talas periódicas, que si bien no producen la muerte del árbol sí evitan que se sigan produciendo semillas.
Estos tratamientos mecánicos, para que sean totalmente efectivos, deben combinarse con aplicaciones de fitocidas, ya sean foliares o mediante embadurnado de los tocones; entre los productos que se están utilizando, uno de los más conocidos es el glifosato. En cuanto a la lucha biológica, como bioagentes de control presentan una cierta capacidad varios hongos fitopatógenos como Verticilium dahliae y Fusarium oxysporum, que han sido aislados de árboles muertos o enfermos en Estados Unidos.
Puede producir efectos sobre el hábitat, las especies y sobre los recursos económicos asociados al uso del patrimonio natural; por ejemplo, se ha comprobado que altera la disponibilidad de nutrientes en el suelo, aumentando el contenido total de nitrógeno y disminuyendo el cociente C/N, además de aumentar el pH del suelo; debido a su rápido crecimiento y a sus efectos alelopáticos, desplaza a la vegetación natural preexistente o dificulta su regeneración en el futuro, inhibiendo el crecimiento de otras especies; las hojas y las flores, sobre todo las de los ejemplares masculinos, despiden un olor fétido, y si las abejas visitan las flores de esta especie comunican a la miel un sabor desagradable. Puede producir daños en el alcantarillado y en los cimientos de los edificios.
Desde el área de consultoría agroforestal de Ideas Medioambientales asesoramos para el control, propagación y erradicación de la especie.