Nuestro compañero Urs nos habla de la importancia de las zonas montañosas. En concreto, la importancia en momentos de calentamiento global como refugio para insectos de poca movilidad, como es el caso del saltamontes eurosiberiano Stethophyma grossum.
El problema del calentamiento global para las especies
En tiempos de indiscutibles subidas de temperaturas y de las alteraciones climáticas observadas, se observan cambios en la flora (como por ejemplo cuando las especies de montaña suben en altura), en la fauna, entre otro detectable en la fenología de las aves migratorias o en el aumento de su área de distribución de insectos de regiones más meridionales hacia el norte, como demuestra el ejemplo de Trithemis kirbyi. Se trata de un libelúlido extendido en África, Arabia y en el subcontinente de la India. En Europa fue observada por primera vez en el año 2003 en la isla de Cerdeña (desde entonces no hay nuevos registros publicados), mientras que en España se lo detecta por primera vez en el 2007 y se reproduce ya con éxito. Se encuentra actualmente en expansión en la Península Ibérica, en Portugal fue citada por primera vez en 2016, además detectándolo ya al norte de los Pirineos.
Sin embargo, qué pasa con especies en nuestro territorio con una movilidad más restringida como un volador nato como mencionada libélula o de las aves. Además, si se trata de un insecto de distribución eurosiberiana, que vive por necesidades ecológicas en las “islas” montañosas con un clima más parecido al atlántico (por ejemplo, falta de aridad estival) en medio de un océano mediterráneo. Esto evita una conectividad a otras poblaciones y migraciones de las mismas.
El caso del saltamontes Stethophyma grossum
Este es el caso de Stethophyma grossum, large marsh grasshopper en inglés, lo que se puede traducir como gran saltamontes del pantano. Esta especie presenta una distribución eurosiberiana, extendiéndose desde Siberia oriental hasta el tercio septentrional de la Península Ibérica, llegando aquí a su límite sur-occidental de su distribución. Se encuentra en la Cordillera Cantábrica, parte del Sistema Ibérico nor-occidental, Pirineos, así como en Teruel y Guadalajara (Sierra de Albarracín y alrededores). Su distribución está caracterizada por una discontinuidad.
Descripción de este “pequeño saltamontes”
Destaca por su gran tamaño (♂ hasta 25mm, ♀ hasta 35-40mm) y diseño cromático en él se combinan el verde(-olivo), negro, amarillo y anaranjado, que lo convierten en uno de ortópteros más atractivos y conspicuos. Habita entre otro en orillas de cauces fluviales y lagos, turberas, zonas pantanosas y encharcadas, así como prados húmedos extensivos de siega, siempre con presencia de plantas de Juncaceae y/o Carex, su fuente de alimentación. Respecto a su distribución altitudinal en España hay registros entre 500 msnm (Montes de Ordunte, Burgos) y 2.130 msnm en los Pirineos catalanes, en Andorra hasta 2.350 msnm.
Supervivencia segura, probable o posible
Detectar cambios de las regiones habitadas por especies, estudiar la abundancia de poblaciones, la plasticidad de especies y sus adaptaciones frente a cambios son unos campos básicos de la faunística aplicada. Además, de ser imprescindibles para entender las dinámicas ecosistémicas con especial importancia si se trata de especies paraguas o bioindicadores.
A la especie Stethophyma grossum por sus necesidades ecológicas específicas; marcado carácter higrófilo, se puede considera un bioindicador para hábitats húmedos-pantanosos.
¿Sin embargo, como se puede interpretar una evolución o un estado de conservación, sin saber de la presencia de especies, su distribución o abundancia.? Y es por aquí, por donde entra en especial consideración el enfoque en esta especie elegida y el lugar elegido: Stethophyma grossum en la Sierra de Albarracín y alrededor.
El estudio de la distribución de este saltamontes en la Península Ibérica está caracterizado por un gran desconocimiento. Excepto por unos trabajos más recientes (todos del nuevo milenio) que aumentan mucho el conocimiento de su distribución, existen solo escasos registros antiguos, como en los Pirineos y alguna cita en Cantabria.
Más de 120 años
Sin embargo, curiosamente pero por circunstancias afortunadas, está confirmada la presencia de S. grossum en la Sierra de Albarracín desde finales del siglo XIX. BOLIVAR la cita para Albarracín ya en 1878 y convierte de esta manera esta región en aquella con los registros más antiguos para España. En 1982 HERRERA menciona S. grossum nuevamente para Albarracín y dentro de unos estudios genéticos recientes se usaba ejemplares de esta especie procedentes de un lugar cerca de Orea (Guadalajara), región limítrofe con la Sierra de Albarracín.
Quiere decir, que hay constancia de esta especie eurosiberiana para esta área de distribución más meridional conocida hasta la fecha desde hace más de 120 años. El año pasado, de viaje por estos parajes bellísimos, nuestro compañero Urs no puedo resistir la tentación de meterse en algunas turberas, charcos,.. pisando todos los prados húmedos que se le pusieron por delante en la búsqueda de S. grossum. Comprobó que sigue habitando aquellas montañas. No encontró muchos sitios habitados, pero pudo confirmar su presencia y promete volver el próximo verano.
Hay que tener en cuenta que las cumbres altas de aquella zona montañosa española con hallazgos de este saltamontes, se encuentran muy alejados de otras regiones con presencia de la especie como son los Pirineos o el Sistema Ibérico, con distancias en línea recta de unos 250 km a los Pirineos y 190 km a la zona burgalesa-soriana respectivamente.
Hay trabajos respecto a la movilidad y capacidad de expansión de la especie, y con el conocimiento obtenido se puede considerar prácticamente imposible que exista una conexión entre las diferentes regiones, por lo cual el concepto de metapoblación no es aplicable. Además, no hay zonas con posibles biotopos puente hasta las mencionadas regiones, por ejemplo, entre la Sierra de Albarracín y los Pirineos se encuentra el valle del Ebro, mediterráneo puro.
Al respecto, se puede mencionar una observación obtenida en España de migraciones de saltamontes encima del lomo de ganado trashumante. Muy interesante, pero más bien anecdótico, ya que por un lado ya no hay aquellos rebaños numerosos trashumantes de los tiempos pasados, y por otro lado, mientras semillas pueden mantenerse en la lana o el tracto digestivo del ganado durante días o semanas, un insecto se monta durante poco tiempo.
Teniendo en cuenta el hecho del calentamiento global y los cambios que pueda originar en la flor y fauna, ¿es importante tener estos registros, aunque no es una especie emblemática sino solamente un saltamontes raro para la Península Ibérica que habita en “islas montañosas” con unos parámetros meteorológicos distintos de rasgos atlánticos rodeado de un clima mediterráneo?
¿Cuántos años pueden sobrevivir estas, obviamente, poblaciones relictas en la Sierra de Albarracín, bajo la amenaza de un aumento galopante de temperaturas y cambios en el régimen de precipitaciones con sus consecuencias sobre los hábitats colonizados por S. grossum?
¿Puede ser un buen ejemplo de Citizen Science, dedicar tiempo para su observación en la Sierra de Albarracín?
Pues, concluyendo, la cuestión es: ¿se podrá observar a Stethophyma grossum todavía después de otros 120 años, en el año 2.140, o está sentenciado a extinción en aquella región española?
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