Una zoonosis es cualquier enfermedad infecciosa transmitida de forma natural de animales a seres humanos. Algunas de estas enfermedades son las causadas por el ébola, virus del oeste del Nilo, el SARS-CoV, el virus de Marburg y tantos otros (Zohdy y colaboradores, 2019). El COVID-19 también se trata de una zoonosis.
El riesgo de zoonosis aumenta en las zonas en la que el ser humano y los animales interactúan, teniendo una exposición directa o indirecta.
Existen diversos estudios que relacionan la fragmentación del hábitat y la pérdida de biodiversidad con el riesgo de emergencia de nuevas enfermedades infecciosas.
Un trabajo de Wilkinson y colaboradores (2018) presenta un marco teórico que aprovecha la relación especies-área para relacionar la exposición de la población a nuevas enfermedades infecciosas con la biodiversidad del hábitat.
En este estudio modelizan cambios en la exposición a patógenos relacionados con diferentes niveles de fragmentación de los hábitats, tratando de predecir que el incremento de la división de los hábitats incrementa el riesgo de patógenos para los sistemas biológicos. Indican como conclusión que mediante el estudio de la ecología del paisaje se pueden identificar áreas de alto riesgo para realizar medidas de mitigación enfocadas a la conservación de la biodiversidad).
Haciendo referencia al primer post que publicamos relacionado con la conectividad del paisaje, cabe destacar que la fragmentación del hábitat es la causa del aumento del efecto borde, el cual aumenta la interfaz en la que pueden contactar los seres humanos con estos microorganismos o virus causantes de enfermedades.
Un caso práctico que sirve como ejemplo es el brote de ébola en Guinea a principios del año 2014. Zorello Porta (2014) indica que en un paisaje fragmentado de 100 km2 en el que estaba antropizado un 50-60% del territorio, el aumento del efecto borde era de entre 10 y 12 veces mayor que en un paisaje sin tal fragmentación, siendo una de las causas del contacto entre humanos y el dañino patógeno. En el año 2017, Rulli y colaboradores observaron tras realizar un estudio de la estructura del paisaje, que la mayoría de los brotes de ébola sucedieron en puntos calientes de fragmentación del bosque.
Por ello, cabe destacar el papel clave del análisis de la conectividad ecológica y de la fragmentación de los ecosistemas en la gestión del paisaje, fomentando la conservación de la biodiversidad.
BIBLIOGRAFÍA
- Ideas medioambientales. 2019. La importancia de la conectividad ecológica o conectividad del paisaje
- Rulli MC, Santini M, Hayman DTS, D’Odorico P. 2017. The nexus between forest fragmentation in Africa and Ebola virus disease outbreaks. Sci. Rep. 7, 41613; doi: 10.1038/srep41613
- Wilkinson DA, Marshall JC, French NP, Hayman DTS . 2018. Habitat fragmentation, biodiversity loss and the risk of novel infectious disease emergence. J R Soc Interface 15 (149)
- Zodhy S, Schwartz TS, Oaks JR. 2019. The coevolution effect as a driver of spillover. Trends in parasitology. Vol 35 (6), 399-408. (DOI: 10.1016/j.pt.2019.03.010)
- Zorello Porta, G. 2014. Landscape fragmentation and Ebola outbreaks. Mem Inst Oswaldo, Rio de Janeiro, Vol 109 (8): 1088-1088.