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Viaje al centro de la tierra (de los quirópteros)

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Durante la evolución de los asentamientos y las actividades humanas, diferentes grupos de animales se han visto atraídos por el hombre y sus actividades buscando lugares de reproducción, refugio y/o alimento. Las estructuras de origen antrópico como casas deshabitadas, graneros, bodegas o palomares, entre otras, se han convertido en elementos donde la fauna habitualmente busca protección y es muy habitual encontrar nidos de aves, colonias de quirópteros, madrigueras y restos de presencia de mesomamíferos y reptiles. Esa calma y la ausencia de influencia humana se vuelve un caldo de cultivo perfecto para que la fauna, si encuentra las condiciones adecuadas, las adopte y las integre en sus dinámicas diarias tales como alimentarse, descansar o las incluya como puntos clave en sus ciclos biológicos siendo utilizadas durante su reproducción o como refugios de invernada.

Gracias a nuestros trabajos de inventariado ambiental, son muchas las ocasiones que damos con construcciones de este tipo y que, debido a su relevancia para la conservación del medio ambiente, deben ser muestreadas, lo cual se vuelve un trabajo peligroso por la posibilidad de derrumbes y requiere de profesionales formados para su realización. Existen además otras estructuras que encontramos tales como túneles, pozos y galerías que también son utilizadas de refugio al convertirse, tras el paso de los años en cuevas naturalizadas. A éstas hay que sumarles la peligrosidad de situaciones tales como el control de la concentración de oxígeno y otros gases, la presencia de fuertes desniveles, suelos y paredes poco firmes, falta de luz, elevada humedad… Consideraciones que hacen que una jornada de prospección en este tipo de espacios se vuelva casi un odisea al más puro estilo “Viaje al centro de la Tierra” en la cual, aunque sabemos que no entraremos por Islandia y saldremos por Estrómboli, tenemos que tener en cuenta otras muchas consideraciones de seguridad propias del siglo XXI.

Si echamos la vista atrás al 25 de noviembre de 1864, fecha de publicación de la famosísima novela de Julio Verne, vemos cómo la normativa de seguridad para la realización de este tipo de trabajos en cuevas y túneles, ha mejorado notablemente. En la actualidad, para la ejecución de este tipo de actividades, se exige la realización de cursos de capacitación específicos para trabajos verticales (uso de cuerdas, cables y otros tipos de dispositivos por medio de los cuales una persona puede realizar trabajos suspendidos en el aire) y también trabajos en espacios confinados (espacios cerrados, o en gran parte cerrados, que presenta, para los trabajadores, riesgos razonablemente previsibles de incendio, explosión, pérdida de conocimiento, asfixia o ahogamiento). La prevención para este tipo de actividades no solo consiste en la formación de todos y cada uno de los técnicos que, según art.19 de la LPRL, que consiste en un curso de técnico de campo, curso de primeros auxilios, curso de espacios confinados y en algunos casos también un curso de trabajos en altura, la información de los riesgos del trabajo según art.18 de la LPRL y los equipos necesarios para la cobertura de los riesgos asumidos; además es necesaria una evaluación específica de riegos laborales, proceso dirigido a estimar la magnitud de los mismos en un proyecto concreto que no hayan podido evitarse, proporcionando al empresario la información necesaria para decidir sobre la necesidad de adoptar medidas concretas para garantizar la seguridad y la protección de la salud de los trabajadores que, en nuestro caso, accedieron al túnel.

El actual desarrollo de proyectos de parques eólicos y plantas fotovoltaicas requiere la realización de inventarios ambientales completos. El estudio de quirópteros es fundamental, dado que es el grupo de mamíferos más amenazado de la Península Ibérica y de los que hay un desconocimiento grave. Para establecer unos protocolos comunes de trabajo, el MITERD ha elaborado una guía, asesorada por SECEMU. Seguir estas metodologías es importante pero se tiene que hacer considerando varios aspectos, por un lado relativos a la PRL y por otro a la propiedad privada.

En primer lugar, se debe disponer de permiso de la propiedad, lo cual es en muchos casos imposible. Pero siempre se debe intentar contactar con los propietarios de construcciones que puedan albergar refugios de quirópteros.

Por otro lado, es insoslayable cumplir con la normativa en Prevención de Riesgos Laborales, lo que implica:

Toda esta preparación y formación es la que hemos tenido que realizar para el proyecto que estamos realizando actualmente junto a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) para la prospección y caracterización de una colonia de quirópteros que encontramos gracias a nuestros trabajos de inventariado ambiental, y que habita un ramal de acceso a un túnel del Trasvase Tajo-Segura, que solo se usó durante su construcción hace más de 40 años. La construcción de una obra de esta magnitud, conlleva a su vez la construcción de innumerables túneles secundarios, ramales, galerías, y ventanas de acceso utilizadas única y exclusivamente durante las obras de la misma y que, como en nuestro caso, una vez terminada su construcción no vuelven a tener ninguna utilidad, siendo cerradas al paso humano por seguridad y permaneciendo abandonadas a lo largo de los años. Actualmente, estas estructuras son elementos de gran importancia para la conservación de la fauna, especialmente para los quirópteros, cuyas especies están protegidas por la legislación española y que debemos prestarles especial atención y prospectarlas, siendo conscientes de todos los riesgos ya mencionados a los cuales debemos anticiparnos no solo por el éxito de la expedición, sino también por el bienestar del equipo de trabajo y de la fauna que en ella habita. Desde Ideas Medioambientales ya nos hemos puesto manos a la obra y estamos muy ilusionados con este proyecto, esperando poder compartir pronto con todos vosotros los resultados de nuestra particular aventura al centro de la Tierra.



Victoria Gómez, Biodiversidad

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