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Restauraciones ambientales: tres especies poco utilizadas a considerar

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Las restauraciones ambientales persiguen devolver un espacio a las condiciones previas a una alteración, de origen antrópico habitualmente, o a una situación ambientalmente más estable o deseable.

Las restauraciones tienen que considerar el estado final de la topografía y otras condiciones físicas y biológicas, sobre todo la vegetación. Lograr que la vegetación que deseamos establecer se implante ayuda a conservar el suelo y a partir de ahí facilitar que la biodiversidad vaya encontrando su lugar.

Por tanto, es muy importante seleccionar adecuadamente las especies vegetales a utilizar. Lamentablemente durante mucho tiempo las restauraciones ambientales han sido ejecutadas rutinariamente y con un abanico de especies muy reducido. Esto ha venido motivado por la tradición de las reforestaciones, muchas veces monoespecíficas, el miedo a demasiadas marras, con los costes que implica y la escasa exigencia por la Administración en la calidad de las restauraciones ambientales. También han faltado criterios que favorecieran la biodiversidad o los servicios ecosistémicos en las reforestaciones “tradicionales”.

Afortunadamente en la actualidad los requisitos en las restauraciones ambientales son más altos que hasta hace pocos años y se requiere una mayor variedad de especies y de formas biológicas para favorecer el desarrollo de comunidades más heterogéneas. Comunidades más heterogéneas son más resistentes a las perturbaciones y favorecen una mayor biodiversidad.

Como la panoplia de especies que se utilizan es bastante corta aun, hoy vamos a hablar de dos especies y un género para tener en cuenta y que no son casi utilizados.

Globularia alypum: resistencia en terrenos rocosos

Imagen 1. Globularia alypum (zona Alicante).

Globularia alypum es una especie ideal para la restauración de terrenos rocosos, como las canteras de caliza, gracias a su capacidad para adaptarse a suelos pobres y áridos. Esta planta perenne tiene una forma compacta y arbustiva, con hojas opuestas y lanceoladas de color verde brillante. Alcanza una altura de hasta 100 cm, y produce inflorescencias globosas de flores pequeñas y de un color azul intenso durante la primavera. Además de ser resistente a la sequía y al calor, tolera bien las condiciones de suelos calcáreos y rocosos, lo que la convierte en una excelente opción para restaurar paisajes degradados. Su distribución en la Península Ibérica abarca principalmente áreas mediterráneas, desde el sur de España hasta el este de Portugal, encontrándose en zonas secas y soleadas. Su capacidad para estabilizar el suelo y de arraigar en situaciones poco favorables para otras especies la hacen valiosa en procesos de restauración ecológica. Produce gran cantidad de semillas y tiene una notable capacidad de colonizar superficies fisuradas.

Thymus: un género versátil para suelos áridos

Imagen 2. Thymus zygis

Thymus es un género de plantas aromáticas muy adecuado para la restauración de terrenos sueltos o rocosos y lograr la estabilización de suelos en zonas áridas. Estas plantas presentan una estructura arbustiva y compacta, con hojas pequeñas, lineales y de un verde grisáceo, que emiten un aroma característico cuando se trituran. Las inflorescencias, generalmente de color rosa o morado, aparecen en verano. Thymus tiene una altura variable que suele oscilar entre los 10 y 30 cm, dependiendo de la especie.

Este género es muy resistente a la sequía, el calor y suelos pobres, lo que le permite adaptarse rápidamente a condiciones difíciles. Además, su capacidad de formar pequeñas matas formando una capa densa y duradera que previene la erosión del suelo. Aunque no forma un tapiz tan rápido como otras especies, en condiciones óptimas puede cubrir amplias superficies de forma eficaz en un periodo razonable, pocos años. Su distribución en la Península Ibérica abarca principalmente áreas de clima mediterráneo, como el sur y este de España y Portugal, donde se encuentra en praderas secas y laderas soleadas. Pero la diversidad de especies es muy grande y se puede encontrar una especie adecuada para casi cualquier lugar.

Pese a su rusticidad y facilidad para encontrarlo en viveros, es poco usado en restauraciones, aunque si se emplea mucho en paisajismo.

Salvia lavandulifolia: una tapizante resistente y eficiente

La Salvia lavandulifolia, es una excelente opción como especie tapizante. Esta planta presenta una alta resistencia a la sequía, lo que la convierte en una solución eficiente en zonas con clima árido o mediterráneo. Su crecimiento tupido y extendido ayuda a prevenir la erosión del suelo, estabilizando los taludes y reduciendo el riesgo de deslizamientos.
Su adaptabilidad a suelos pobres y su capacidad para formar cubiertas vegetales robustos la hacen ideal para paisajismo en infraestructuras.

Imagen 3. Salvia officinales.

Es frecuente en jardinería el uso de Salvia officinalis, originaria de los Balcanes, pero naturaliza por el uso culinario y medicinal que se le ha dado.  Por lo que el material para restauración ambiental debe estar bien identificado en origen.

Si te ha interesado este artículo, no te pierdas nuestro post sobre la Ley de Restauración Ecológica, una normativa clave para recuperar nuestros ecosistemas degradados. Puedes leerlo aquí: Recuperando nuestro hogar: ley de restauración ecológica.

Cristóbal Martínez, Biodiversidad

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