En los proyectos en los que trabajamos, es habitual plantear pantallas vegetales como medidas correctoras o compensatorias que implican plantaciones, revegetaciones o reforestaciones. Independientemente de si un término es más adecuado que otro, los objetivos de estas medidas son siempre dos:
- Mejorar la integración paisajística del proyecto.
- Mejorar el hábitat para las especies que se hayan identificado como afectadas por el proyecto (Esto lo veremos en el próximo post)
Vamos a hablar de las pantallas vegetales para la integración paisajística.
Lamentablemente, muchas veces esta medida se limita a repetir plantaciones de especies que siempre son las mismas, porque dan garantía de arraigo y son económicas. Pero esto supone utilizar un número muy bajo de especies, lo que supone limitar la efectividad de la medida para la integración paisajística y tampoco sirve como una oportunidad para la biodiversidad. En cualquier bosque o matorral natural vamos a encontrar decenas de especies, lo que permite que se establezca una compleja red de vida. Y hacía eso debemos proyectar las medidas.
¿Cómo podemos ejecutar esta pantalla vegetal de forma efectiva?
Para mejorar la integración paisajísticas del proyecto, os damos a continuación, unas ideas.
Hay dos situaciones principales:
- ocultar un elemento del proyecto (placas fotovoltaicas, vallados, construcciones, etc.).
- proteger superficies contra la erosión.
Para ocultar elementos debemos elegir especies que crezcan de forma rápida y tupida. Esto normalmente implica utilizar retama Retama sphaerocarpa, si la retama la acompañamos con alguna especie de Quercus (Q. rotundifolia, coccifera o faginea, el que vaya bien en la zona) a largo plazo habremos dotado a la pantalla de naturalidad, llevará décadas que esos pies crezcan, pero el resultado será mucho mejor y con la vegetación no podemos tener prisa. Esos pocos pies de árboles, no afectarán a las placas fotovoltaicas, dado que necesitarán décadas para tener varios metros de altura.
Si las condiciones lo permiten los álamos o chopos (Populus alba o P. nigra), pueden ser una gran opción, pero debemos conseguir pies de origen natural, no variedades de cultivo ornamental o maderero, esto no es fácil. Tampoco deben desdeñarse en zonas cálidas especies como Ficus carica o Celtis australis.
Además de estas especies, debemos añadir arbustos, Pistacia lentiscus, Arbutus unedo, Phillyrea angustifolia o Crataegus monogyna, Rubus sp, especies que produzcan frutos, las que haya en la zona del proyecto. Lograremos que sean una ayuda para la fauna y a largo plazo, una fuente de semillas. Debemos recordar que hay que tener visión a largo plazo con la vegetación.
Y también debemos incluir otros matorrales más bajos. Aquí sobre todo debemos tener en cuenta añadir alguna leguminosa que vaya bien en la zona, además de las labiadas que suelen incluirse. Como leguminosas Coronilla, Genistas o Dorycnium son especies fáciles de conseguir en viveros, económicas y que darán riqueza a la mezcla. Y como labiadas, el romero Rosmarinus officinalis, Lavandula stoechas, L. latifolia o Thymus sp.
Tampoco pueden faltar especies de gramíneas, que normalmente serán Stipa tenacissima o Lygeum spartum, por ser las que están disponibles en los viveros.
Objetivo final de una pantalla vegetal efectiva
Al final deberíamos proponer una variedad de especies que no sean menos de 7 u 8 de modo que favorezcamos una mínima diversidad de especies, estructura, fenología y funciones. No se trata de crear paredes verdes, si no elementos del paisaje funcionales, resilientes y que aporten complejidad y por tanto sean capaces de favorecer la presencia de otras especies de aves, mamíferos, artrópodos….
Con estas medidas lograremos que la integración ambiental de las plantas fotovoltaicas, sea real, y ayude a preservar la biodiversidad y la heterogeneidad del paisaje agrícola, que durante décadas ha ido uniformizándose y perdiendo valor.