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La peritación mediante sondeos arqueológicos

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En algunas ocasiones, durante el procedimiento de evaluación de impactos sobre el patrimonio cultural para cualquier tipo de instalación que precisara de este trámite; ante la detección de restos arqueológicos en la superficie de los terrenos objeto de esa evaluación, generalmente dispersos y ocupando grandes superficies que condicionan el proyecto planteado, en nuestros informes recomendamos la realización de sondeos arqueológicos de peritación.

Estos sondeos, que en algunas ocasiones levantan recelos en los clientes por el “por si acaso”, son los que permiten determinar la presencia o no de estructuras soterradas “in situ” y así poder delimitar el origen de esos restos superficiales o descartar la presencia de elementos en el subsuelo por estar el yacimiento de origen totalmente devastado.

Se evita así, además, en buena medida, las posibles “sorpresas” de aparición de estructuras no detectadas en superficie con el consiguiente trastorno de paralización de obras por necesidad de documentación de los restos hallados.

En estos casos, los servicios de patrimonio cultural generalmente atienden a nuestras recomendaciones y establecen como condicionante para la aprobación del proyecto en cuestión la realización de esos sondeos por una posible afección al patrimonio histórico.

Como comentábamos antes, en muchos casos, la aplicación de esta medida en los casos de presencia de restos arqueológicos en superficie permite delimitar en gran medida la extensión del área de protección a establecer en ese yacimiento, facilitando la instalación del proyecto de que se trate, ya sea una planta solar, parque eólico, tendido de una nueva línea eléctrica, la implantación del regadío en algunas parcelas de nuestra finca, la construcción de una nave agrícola o la apertura de una cantera.

Algo así ocurre en el caso que mostramos a continuación, en el que, frente a un perímetro de protección de 250 m de radio respecto al punto central del yacimiento afectado propuesto en principio por la administración correspondiente, la realización de sondeos arqueológicos de peritación permitió reducir ese perímetro ostensiblemente, facilitando el desarrollo del proyecto en cuestión.

Imagen 1: Relación entre perímetro de protección inicial y perímetro tras la realización de sondeos arqueológicos (Fuente: Ideas Medioambientales)

La realización de este tipo de actuación arqueológica se lleva a cabo mediante medios mecánicos, utilizando una retroexcavadora o excavadora mixta con un cazo de borde liso (de limpieza) para no dejar las huellas de los dientes en la superficie excavada, y posterior limpieza manual de las secciones expuestas, bajo supervisión directa de un arqueólogo-director y un técnico ayudante al menos, según la propuesta de distribución de sondeos que se haga en cada caso, siguiendo normalmente las condiciones físicas del terreno, de forma que permitan observar y documentar cualquier posible afección al patrimonio arqueológico.

Los sondeos de peritación suelen suponer alrededor de un 1 % de la superficie de la parcela afectada por los movimientos de tierra del proyecto, realizándose los mismos hasta la coronación de muro, para constatar, como hemos comentado, la presencia o no de elementos de interés patrimonial soterrados y su estado de conservación si así fuera.

Imagen 2: Proceso de excavación mecánica de sondeos arqueológicos (Fuente: Ideas Medioambientales)

Atendiendo a estos planteamientos iniciales, la metodología aplicada para el registro de los resultados obtenidos en las labores de campo es la siguiente:

La peritación arqueológica planteada se realiza siguiendo los principios de la estratigrafía natural y la sistematización Harris de la información obtenida (E.C. Harris, 1979). De esta manera se tiene en cuenta el concepto de Unidad Estratigráfica como consecuencia de una acción natural o antrópica. Estas unidades pueden ser clasificadas en estratos o en estructuras construidas antrópicamente. La extracción de tierra, por tanto, aunque mecánica, se realiza de forma ordenada siguiendo los estratos existentes (vegetación, nivel vegetal, rellenos, etc.). El trabajo mecánico es complementado con limpieza manual de varios arqueólogos siempre que sea necesario.

El registro gráfico consiste en una representación planimétrica y en un reportaje fotográfico de los trabajos realizados. Con respecto a la planimetría, se realizan alzados de alguno de los perfiles representativos; y en cuanto al reportaje fotográfico, se documenta el proceso de trabajo desarrollado, así como de las diferentes unidades y elementos arqueológicos derivados de la peritación arqueológica.

El registro descriptivo de las diferentes unidades estratigráficas se realiza a partir de las fichas-tipo comúnmente utilizadas en intervenciones arqueológicas. En ellas se recogen los datos referentes a las características físicas de cada unidad, la descripción de las mismas y de la secuencia estratigráfica, o relación física existente entre las diferentes unidades, a partir de la cual se puede establecer la secuencia cronológica.

Imagen 4: Registro gráfico de un perfil en la peritación mediante sondeos arqueológicos (Fuente: Ideas Medioambientales)

Resumiendo, pues, ante el hallazgo de restos arqueológicos dispersos en la superficie del terreno prospectado, es de sumo interés la realización de sondeos arqueológicos de peritación que permiten delimitar las estructuras presentes en el subsuelo o, incluso, determinar la inexistencia de éstas, de tal forma que acotamos los yacimientos en caso de que se identifiquen elementos soterrados y evitamos la paralización no programada en las obras de los proyectos relacionados con estas actuaciones.

BIBLIOGRAFÍA

Harris, Edward C. (1991). Principios de Estratigrafía Arqueológica. Barcelona: Editorial Crítica.

José Luis Serna, Arqueología

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