La Organización Internacional de Normalización (ISO) aprobó ya hace unos días la primera norma internacional estandarizada para el cálculo de la huella hídrica en organizaciones y productos, la nueva ISO 14.046, emitida por el comité técnico internacional sobre Gestión Ambiental ISO/TC 207, tras 4 años de trabajo.
El estándar surge como respuesta a la especial acogida que ha tenido en el mercado internacional el surgimiento del concepto de huella hídrica, nacida en 2002 como un concepto desarrollado por el profesor Arjen Y. Hoekstra, un visionario del Instituto para la Educación del Agua de la UNESCO, con la intención original de comprobar el impacto real de las actividades humanas sobre el medio hídrico, buscando tener una mejor visión de problemas actuales como la escasez de este recurso y su contaminación, de forma que fuese posible mejorar su comprensión y posterior gestión.
Aunque la huella hídrica se ideo originalmente pensando en modelar los consumos y movimientos de agua a nivel internacional, desde un punto de vista global, al final se ha convertido en una herramienta de especial interés para empresas y organizaciones, que la han utilizado como medio para definir los impactos, principalmente de sus productos.
Aplicada a estos productos, como consumo de agua por unidad funcional, la huella hídrica puede proporcionar una idea de la dependencia real de los recursos hídricos de un producto determinado, así como el verdadero impacto del mismo sobre una de sus principales materias primas y auxiliares a lo largo de todo su ciclo de vida: El agua.
La principales empresas y corporaciones ya se han percatado también de estos hechos y han empezado a integrar la huella hídrica no sólo en sus procesos de análisis y evaluación inicial de sus productos, sino como parte fundamental de la gestión integrada de los mismos.
Grandes marcas como Coca-Cola, L’Oréal, Heineken, Levi’s, Unilever, Nestlé, etc, ya han elaborado las huellas hídricas de sus productos, integrando el agua como factor fundamental de su gestión empresarial, y están actuando en consecuencia. Además, diversas organizaciones han querido adoptar también este modelo de análisis para potenciar la evaluación de este importante aspecto ambiental, generado distintas corrientes de interpretación y desarrollo que han terminado por generar sus propios indicadores.
Por esta razón desde Ideas Medioambientales vemos con especial interés e ilusión el surgimiento de esta nueva norma ISO, que nace con el principal objetivo de estandarizar la evaluación de la magnitud de los impactos de productos, procesos y organizaciones sobre el medio hídrico, a lo largo de todo su ciclo de vida, y que estamos seguros que se convertirá una de las huellas ecológicas más calculadas y extendidas en los próximos años.
Sólo queda que AENOR la traduzca al castellano, algo que está previsto que suceda a lo largo de los próximos dos meses, que se elaboren normas adicionales sobre su aplicación práctica, como se prevé que haga la ISO 14.073, y que terceras partes se acrediten para certificar esta “nueva herramienta de análisis de ciclo de vida”.
Si quieres saber más sobre este tema lee: Calidad Ambiental