La fotografía de fauna es una disciplina complicada y bastante frustrante en sus comienzos. Por contra, es enormemente gratificante cuando se empiezan a lograr los resultados soñados.
Para realizar las fotografías de tus estudios de fauna, es necesario que el técnico-fotógrafo posea cierto conocimiento previo sobre la biología y las costumbres de las especies a fotografiar. De ese modo, sabrá dónde, cuándo y cómo buscarlas.
Realizar buenas fotografías para tus estudios de fauna, requiere innumerables horas de campo. Permanecer detrás de la cámara muchas horas y un sempiterno ejercicio de prueba y error te aportará la experiencia suficiente para conseguir imágenes “decentes”. De esa manera, podrás autoproclamarte como un auténtico y genuino “fotógrafo de fauna”.
El equipo de fotografía
Es importante contar con un buen equipo (no necesariamente el más caro) para fotografiar fauna, pero mucho más importante es la persona que está detrás de la cámara. De nada sirve comprarse un “pepino” (el equipo más caro y molón) si la persona que lo va a utilizar no domina los principios básicos de la fotografía (sensibilidad ISO, diafragma, velocidad de exposición, compensación de la exposición, balance de blancos, etc.) Es necesario además tener un mínimo sentido artístico y no acabar disparando en modo automático. La fotografía, como casi todo, requiere unas buenas dosis de autodidaxia.
Existe una gran variedad de técnicas para fotografiar fauna, algunas de las cuales comentaremos a continuación. Sopesaremos, asimismo, la utilidad que cada una de ellas pudiera tener para la consecución de fotografías por parte de los técnicos de medio ambiente, con el fin de completar gráficamente, de manera más atractiva y profesional, sus estudios de impacto ambiental, informes, inventarios de fauna, etc.:
Cámaras réflex con objetivos intercambiables.
Son los equipos que más calidad nos ofrecen, aunque pueden llegar a ser difíciles de dominar para los fotógrafos novatos. Tienen el inconveniente de que son, en general, bastante pesados, por lo que muchas veces tendremos que utilizar un trípode o similar para que las imágenes no queden trepidadas. Además, nos obliga a cambiar el tipo de objetivo para acometer las diferentes situaciones fotográficas (teleobjetivo de focal larga, macro, gran angular, etc.). Muchas veces se utilizan “hides” o escondites fotográficos, debidamente camuflados, para conseguir mayores acercamientos a la fauna, a costa de muchas horas de espera y buenas dosis de aburrimiento. Por supuesto, no hace falta decir que esta modalidad de fotografía de fauna no es viable a la larga para un técnico medioambiental sujeto a diversas metodologías estrictas de toma de datos en el camp0.
Fotografía de alta velocidad con barreras de infrarrojos.
Es una técnica bastante complicada que requiere mucho trabajo previo. Se suele utilizar para fotografiar pequeñas aves y murciélagos en vuelo, así como los siempre esquivos mamíferos nocturnos. Consiste en una o varias barreras de infrarrojos colocadas estratégicamente y conectadas a una cámara réflex. Cuando el haz de luz infrarroja es atravesado por un animal (u objeto), la cámara dispara una o varias fotografías, con la ayuda de un mínimo de dos flashes externos que tienen la función de iluminar la escena y congelar el movimiento (alta velocidad) del animal fotografiado. De esta manera, el animal se hace la foto él mismo y no requiere la presencia física del fotógrafo, la cual, en la mayoría de las ocasiones, ahuyentaría a los animales que pretendemos fotografiar. Ni que decir tiene que esta técnica requiere muchísimo trabajo previo para aquerenciar a las especies objetivo en una determinada zona, generalmente mediante el uso de cebos o atrayentes. Por consiguiente, no es una técnica fotográfica viable para un técnico medioambiental.
Digiscoping.
Esta técnica consiste en la alineación del objetivo de una cámara (réflex o compacta) con el ocular (o con el cuerpo) de un telescopio terrestre montado en un trípode, con el fin de conseguir fotografías de objetos o animales que se encuentran demasiado lejos como para fotografiarlos por otro medios. Esta técnica tuvo un gran auge a principios del nuevo siglo, pero, últimamente, está cayendo en desuso, sobre todo debido a los súper zoom de las cámaras bridge. Dominar el digiscoping requiere mucha habilidad y paciencia, y, además, tiene el inconveniente logístico de tener que cargar con el telescopio, trípode, adaptador objetivo-ocular, disparador, etc. Esta técnica puede ser útil, de manera puntual, para un técnico medioambiental, pero no parece viable su utilización de manera continuada.
Fototrampeo.
Las denominadas “cámaras trampa”, “trailcams” o “cámaras de fototrampeo” se vienen utilizando en estudios de fauna por biólogos, técnicos forestales o medioambientales.
Estas cámaras se colocan, estratégicamente, en las zonas de paso de la fauna, se activan automáticamente mediante un sensor de movimiento (por calor) y realizan fotos o vídeos (según haya sido programada) cuando un animal o persona cruza por su área de detección. Tienen el inconveniente de que se pueden agotar las baterías rápidamente al tomar muchas “fotos falsas”, provocadas por el movimiento de la vegetación circundante debido a la acción del viento o por el movimiento del Sol en zonas de claroscuro durante las horas centrales del día. Otro inconveniente es que estas cámaras suelen ser objeto de hurto por parte de las “personas amigas de lo ajeno” que las descubren en el campo. Por supuesto, el uso de estas cámaras resulta muy útil para la realización de estudios de fauna, inventarios ambientales, etc., siendo parte fundamental del trabajo de nuestros técnicos medioambientales en los diferentes proyectos.
Fotografía con cámaras bridge.
Podríamos decir que las “cámaras bridge” para los estudios de fauna están a medio camino entre las cámaras compactas y las cámaras réflex. Ofrecen muchas de las características de las réflex, pero sin tener que cambiar continuamente de objetivo, gracias a su potente zoom óptico, en ocasiones ¡por encima de los 100x! En las manos adecuadas, con una cámara bridge se pueden obtener imágenes de alta calidad, sin nada que envidiar a las obtenidas con una cámara réflex.
En la actualidad, se han convertido en el equipo imprescindible para nuestros técnicos medioambientales gracias a su increíble versatilidad, peso ligero y precio contenido. Son, en general, más fáciles de usar que las réflex y se adaptan perfectamente a las diversas situaciones fotográficas que se van presentando, como la fotografía de rapaces en vuelo, la de objetos muy lejanos, para la lectura de anillas y marcas alares en aves, fotografía de paisaje, macro, etc. Por todo ello, se han convertido en el acompañante perfecto para los trabajos de nuestros técnicos en los diferentes proyectos. Con las imágenes obtenidas, logramos que nuestros informes y documentos tengan, visualmente, un aspecto más atractivo y profesional. Además, por otra parte, acumulamos material gráfico de calidad para la web o las RRSS de nuestra empresa.
Una de nuestras “bridge” favoritas es la Canon Powershot SX70 HS, debido a su tamaño y peso contenidos, su increíble versatilidad y su potente zoom óptico de 65x (equivalente a un 1365 mm en formato de 35 mm). Además, para fotografiar objetos o animales muy lejanos, contamos con un zoom digital que alcanza los 270x. Otra cámara bridge que hemos probado es la Nikon Coolpix P1000, la cual, aun siendo una opción válida, con un increíble zoom óptico de 125x, se nos antoja demasiado voluminosa y pesada. Esto último hace que, por ejemplo, la fotografía de rapaces en vuelo sea una tarea harto complicada cuando se dispara a grandes aumentos.
Por todo lo anteriormente expuesto, consideramos la Canon Powershot SX70 HS como la mejor opción para tus estudios de fauna, seas o no diestros en el arte de la fotografía. Para finalizar, os dejamos unas imágenes obtenidas con la Canon Powershot SX70 HS en distintas situaciones de nuestros estudios de fauna.