Los usos del suelo han cambiado a lo largo de la historia por diferentes causas, tanto causas naturales como antrópicas. Por ello, podemos aseverar que el paisaje es un elemento dinámico pero, ¿qué es exactamente el paisaje? Se define como una porción heterogénea y relativamente extensa del territorio, compuesta por un mosaico de teselas (o parches) con diferentes tipos de cubierta (hábitats, ecosistemas) que interaccionan entre sí. La unidad mínima dentro del estudio del paisaje es la tesela (o parche), que es un área relativamente homogénea, con bordes relativamente bien definidos, y con características diferentes de las zonas adyacentes.
Los efectos del cambio de usos del suelo pueden ser adversos si conllevan una pérdida, degradación y fragmentación de los hábitats, llegando a generar una importante disminución de la biodiversidad e incluso la extinción de especies.
La degradación de los hábitats, o en último término su destrucción, ocurre cuando hábitats naturales no son capaces de mantener las especies presentes, de lo cual resulta el desplazamiento hacia otros lugares de su biodiversidad o directamente su desaparición. Por otro lado, la fragmentación es un proceso mediante el cual una gran extensión de hábitat se transforma en un número de teselas de menor tamaño, separadas entre sí por otros tipos de cubierta. De esta manera se genera una pérdida de continuidad física entre las distintas partes del hábitat original. Esta fragmentación puede generar efectos negativos como la reducción en el tamaño de las teselas, el aislamiento de teselas o el aumento del efecto borde; aunque también puede generar en algunos casos efectos positivos como es el aumento de la heterogeneidad del paisaje (diversidad de cubiertas y hábitats en el paisaje).
Por todo esto, es absolutamente recomendable realizar un estudio previo del paisaje antes de acometer cambios en el uso del suelo, para conocer la dinámica del paisaje y reducir al máximo los posibles impactos de dichos cambios en la cobertura del suelo. Dicho estudio se puede realizar mediante el análisis de la conectividad ecológica o conectividad del paisaje, que es el grado en el que el territorio facilita los movimientos de las especies (individuos y genes) entre diferentes teselas y recursos del hábitat.
El análisis de la conectividad ecológica es de enorme importancia en gestión del paisaje, conservación y evaluación del impacto ambiental. Hay varias metodologías y herramientas de análisis, que varían en complejidad y requerimiento de datos, pero la más operativa, adaptable, flexible y eficiente en cuanto a cantidad de datos requeridos y nivel de detalle en análisis y resultados es analizar la conectividad del paisaje como si fuera un grafo.
Un grafo es la representación gráfica de una red. Según la RAE, son diagramas que representan objetos (las teselas del paisaje) mediante puntos y las relaciones entre estos objetos (pares de elementos) mediante líneas. Los puntos se representan como vértices (también llamados nodos) y las relaciones entre ellos se representan mediante aristas. En la imagen se representan las teselas de los hábitats en negro y las conexiones entre teselas con líneas rojas.
Así pues, mediante la representación gráfica del paisaje mediante la teoría de grados, y teniendo en cuenta el movimiento o potencial movimiento de las especies entre teselas del paisaje, podemos generar una idea de la dinámica del paisaje.
En Ideas Medioambientales valoramos el impacto que puede generar el cambio de uso del suelo en la conectividad del paisaje debido a la pérdida y fragmentación de hábitats, teniendo en cuenta la dinámica del paisaje.
Bibliografía
- Calabrese JM, Fagan WF. 2004. A comparison-shopper’s guide to connectivity metrics. Front Ecol Environ. 2(10): 529-536.
- Curso “Herramientas para el análisis de la conectividad ecológica: conceptos, métodos y ejemplos de aplicación”, impartido por el profesor Santiago Saura Martínez de Toda.
- Saura S, Martín-Queller E, Hunter Jr. LH. 2014. Forest landscape change and biodiversity conservation. En: Azevedo JC et al (eds.) Forest Landscapes and Global Change: Challenges for Research and Management. Springer Science+Business Media New York.