Todos somos conocedores del reciente incendio que se ha producido en el Cementerio de Neumáticos de Seseña, un desastre ecológico de cuyas proporciones y consecuencias reales aún no somos del todo conscientes, pero que lo que sí que ha conseguido es poner de manifiesto varios aspectos relevantes:
- Por un lado, queda claro que los neumáticos han sido un residuo problemático desde que no está permitido su depósito en vertedero, y como tales están expuestos al pillaje y las conductas más execrables por parte de empresas y empresarios sin escrúpulos que son amigos de especular con ellos.
- Por otro lado, también nos queda claro que los problemas ambientales son de difícil y lenta resolución bajo el actual esquema administrativo, pues tanto este como otros tantos cementerios de neumáticos que existen por toda la geografía nacional continúan estando en la picota desde hace décadas, sin que hasta el momento nadie haya puesto solución al problema.
- Por último, resulta evidente que el que contamina, hoy por hoy, no paga, y que los delitos ecológicos no son perseguidos ni castigados con el interés o la contundencia con la que quizás debiera hacerse. Y en este caso, además, no sólo habría que buscar al que contamina, sino también al organismo que conociendo los hechos, no impide los mismos o no pone los medios para su resolución.
Ahora, una vez transcurrido un tiempo prudencial que nos permite realizar un análisis en frío, vamos a escribir una serie de artículos reflexionando sobre la experiencia vivida en Seseña, sobre la problemática de los neumáticos en España y sobre sus potenciales soluciones…. Te invitamos a que los leas y nos des tu opinión al respecto.
La triste crónica de una muerte anunciada.
A todos nos resulta evidente que el Cementerio de neumáticos de Seseña no es algo que surja de la nada como si de un champiñón de temporada se tratase, al igual que ocurre con otros vertederos de residuos a lo largo de nuestra geografía.
De hecho, el Cementerio de neumáticos de Seseña tiene un extenso historial de quejas, denuncias, desidias y despropósitos que han terminado desembocando en el actual incendio, con hitos relevantes que a cualquiera le habrían hecho saltar todas las señales de alerta.
Hacemos a continuación una pequeña crónica histórica de esta vergüenza nacional para que el lector entienda el devenir de este vertedero ilegal y sepa identificar el perfil que siempre se suele dar en este tipo de situaciones.
Corría el final de la década de los 90, y una empresa del sector de la fabricación de cámaras y ruedas, comenzó a acumular de forma irregular neumáticos en un terreno arrendado a dos propietarios privados de la localidad de Seseña.
Ni la actividad ni el vertedero contaban con las preceptivas licencias ambientales, pero la actividad se ejerció de formar irregular sin más problemas que un par de denuncias por parte del ayuntamiento y un pequeño incendio en el año 2000, que evidentemente no sirvió a nadie para alertar del problema.
En Noviembre de 2001 la empresa inicia los trámites para regularizar la situación y presenta una Memoria de Proyecto para una Planta de Recuperación de Neumáticos, iniciándose los trámites de consultas para la evaluación de impacto ambiental, que derivan en la presentación del correspondiente Estudio de Impacto Ambiental de la Actividad en mayo de 2002.
El órgano competente emite finalmente la Resolución de 22 de agosto de 2002, de Declaración de Impacto Ambiental (publicada en el DOCM nº117 del 13 de septiembre de 2002), y el Ayuntamiento de Seseña aprueba la licencia de actividad de la empresa en Abril de 2003.
Sin embargo, la empresa no consiguió terminar de regularizar su actividad, y no obtuvo ni el correspondiente permiso como gestor de residuos, ni cumplió con los habituales requisitos ambientales aplicables a las actividades de este tipo, lo cual ocasiona que, frente a una continua acumulación de neumáticos y el incumplimiento reiterado de sus obligaciones legales, la Delegación Provincial notifique al Ayuntamiento de Seseña su orden de paralización de la actividad en Abril de 2005.
Aunque era claramente ilegal y se encontraba clausurada, la empresa continuó acumulando neumáticos en la parcela sin autorización, acumulando también denuncias y sanciones tanto del Ayuntamiento de Seseña como de la Comunidad de Castilla-La Mancha, sin que al parecer nada más se pudiese hacer (más allá de aplicar sanciones económicas). Todo ellos hasta que en diciembre de 2008 una Sentencia del Tribunal nº1 de lo Penal de Toledo condenó al dueño de la empresa, a tres meses por delito ecológico.
El problema sin embargo estaba creado y los neumáticos se continuaban acumulando en un vertedero totalmente ilegal, que para aquel entonces además había dado ya el salto a la Comunidad de Madrid, afectando a algunas parcelas que se encontraban en el municipio de Valdemoro, y dando lugar a lo que más adelante se calificó con el triste título de “El mayor vertedero de neumáticos de Europa”, con cerca de 90.000 toneladas de neumáticos y una extensión aproximada de 10 Hectáreas.
Con una condena por delito ecológico, y sanciones acumuladas por más de 690.000 €, empresa y condenado desaparecen y dejan el terreno con una ingente masa de neumáticos usados en manos de las administraciones públicas, empezando un nuevo calvario de cruce de acusaciones, discusión sobre competencias e irregularidades en la gestión que llevarán hasta el incendio actual.
Así, en el año 2011 el Ayuntamiento de Seseña consigue que se reconozcan judicialmente las parcelas, propiedad de dos inmobiliarias, como “bienes abandonados”. La Sentencia, emitida por el Juzgado de Primera Instancia e instrucción nº4 de Illescas el 24 de abril de 2011, permite que el Ayuntamiento de Seseña pueda así disponer de estos residuos para proceder a su gestión.
En septiembre de 2012 es el propio ayuntamiento el que designa a la empresa senegalesa Gie Reboot Corporation, bajo la fórmula de convenio sin publicidad ni libre concurrencia, como la responsable de la limpieza del vertedero.
Esta empresa, sin embargo, no era más que una entidad fantasma creada por un ciudadano senegalés que dos años más tarde acabaría dando con sus huesos en una cárcel de Senegal por delitos económicos diversos. Evidentemente nadie hizo nada con esos neumáticos, ni la empresa abonó siquiera el aval que se solicitaba para iniciar la actividad, por lo que el ayuntamiento terminó rescindiendo el convenio en septiembre de 2013.
El citado convenio se sustituye por otro, de similares características, suscrito con una empresa denominada Desechos y Gestión de Ruedas Iberia, S.L., una microempresa constituida en 2007 y afincada en Mislata (Valencia) que esta vez sí que cuenta con autorización por parte de la Comunidad Autónoma (NIMA: 4570005013) y con todos los permisos necesarios.
Para el año 2014, la Fiscalía de Sala Coordinadora tramitó diligencias informativas respecto al traslado ilícito que se estaba llevando a cabo desde el vertedero de Seseña, a través de un entramado de empresas, a terceros países de África y América del Sur. Alguno de ellos, como es el caso de Uruguay, llegó incluso a solicitar la devolución de los residuos y a demandar a la empresa por considerarlos peligrosos.
De hecho, la propia fiscalía indica, en su Memoria Anual de 2015, que en este caso se acredita un delito continuado de estafa y otro delito contra el medio ambiente (pág. 408), ambos muy graves, pese a lo cual no parece que se ejerciesen las oportunas actuaciones para condenar a los responsables por parte de ninguno de los organismos competentes.
La retirada de residuos de neumáticos desde el vertedero por parte de la empresa se ralentiza hasta tal punto que, a punto de finalizar el plazo del Convenio apenas si se han retirado siquiera un 10% de los neumáticos acumulados, lo que hace que el Ayuntamiento de Seseña se decida a firmar el fin del convenio en febrero de 2016.
Tras esto se inician de nuevo las negociaciones, los cruces de acusaciones y los encuentros entre administraciones públicas de la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y el propio Ayuntamiento, sin mayores frutos que las promesas de una solución cercana.
Finalmente el fuego pone el punto y aparte en este devenir y el 13 de mayo de 2016, en condiciones muy sospechosas, y supuestamente en el momento álgido de las negociaciones para resolver definitivamente el problema (o eso nos dicen), se produce el temido incendio.
La pregunta que nos asalta en estos momentos es: ¿Y ahora qué? ¿Qué se va a hacer? ¿Se va a dar una respuesta definitiva y adecuada a este problema? ¿Se actuará de una vez con el rigor y la profesionalidad que corresponde?…. Mucho nos tememos, vistas las reacciones y los primeros pasos dados, que la solución final aún queda muy lejos.