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13 especies marinas que debes evitar en la playa

Estudio ambiental ideasmedioambientales.com

Nuestro país cuenta con casi 8.000 km de costa. Esto hace que los incidentes con especies marinas, y especialmente en la época estival, estén a la orden del día. En este post (lejos de crear ningún tipo de alarma e incitando al disfrute de nuestra playas) queremos contaros las especies que pueden hacernos pasar un mal rato. Os animamos a que observéis la belleza de estos animales que, aunque “peligrosos”, son igualmente hermosos.

1. Medusa de huevo frito o aguacuajada (Cotylorhiza tuberculata)

Aparece a finales de verano y en otoño. Es frecuente en todo el litoral mediterráneo y es de las de mayor tamaño que se pueden encontrar en éste. En las costas orientales de Andalucía es fácil de ver durante los meses de septiembre y octubre.

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Posee 8 brazos bucales con numerosos apéndices tubulares terminados en botones azulados o blancos, que le confieren la característica para su inmediata identificación. Siempre va rodeada de alevines de jureles y serviolas a los que cobija. La coloración es pardo-anaranjada, debido a las algas simbióticas que viven en sus tejidos. Se alimenta de presas que captura con sus brazos bucales y que va digiriendo poco a poco.

La picadura prácticamente es imperceptible.

2. Aguamala, aguamar o acalefo azul (Rhizostoma pulmo)

Posee un tamaño de hasta 60 cm. de diámetro. En los individuos de menos de 3 cm no se aprecia la banda violeta y en el centro las gónadas forman un cuadrado. Junto a la Cotylorhiza tuberculata, se trata de otra una de las mayores medusas de nuestras costas.

Constituye una verdadera plaga en el litoral del Mediterráneo, debido al aumento de temperaturas y a la desaparición de sus depredadores como son la tortuga marina y el pez luna.

Su picadura produce un picor intenso.

3. Medusa común (Aurelia aurita)

Se trata de la especie más común en las costas mediterráneas. Posee la forma típica de bolsa transparente, de hasta 15-20 cm. de diámetro y con poder urticante reducido. En la parte inferior posee cuatro brazos orales bastante cortos y numerosos tentáculos que rodean su borde. Se la encuentra tanto en alta mar como cerca de la costa, solitaria o en grupos y frecuentemente viaja a la deriva con el plancton, dejándose arrastrar por la corriente.

A veces es lanzada a tierra en gran número, pues no es una nadadora especialmente poderosa, y vive en aguas superficiales. Ligero picor.

4. Acalefo luminiscente, medusa luminescente o clavel (Pelagia noctiluca)

De distribución atlántica y mediterránea, puede formar enjambres que llegan a la línea de costa debido a múltiples factores, como pueden ser el aumento de nutrientes debidos muchas veces a los fertilizantes vertidos por el hombre, los aumentos de temperatura que aceleran la reproducción de estos animales, o la disminución de sus depredadores como pueden ser las tortugas marinas.

Posee filamentos de hasta 6 metros de longitud, cuya toxicidad puede provocar graves y dolorosas picaduras. Suele llegar en grandes bancos que terminan en varamientos masivos en las playas.

El método de su picadura se produce cuando entramos en contacto con la medusa. Al rozarla, se estimula un pequeño pelo sensorial que posee en sus células y así se dispara un pequeño arponcillo por el que nos inyecta el veneno, recibiendo a su vez cientos de aguijonazos.

Dependiendo de la zona que rocemos y de la especie, este arponcillo tiene diferente tamaño y diferente capacidad de penetración en nuestra piel. Aclarar que incluso muertas, estas medusas mantienen activo su veneno e incluso lo transfieren a aquellos objetos o superficies que rozan.

Muy dolorosa. Produce lesiones. Tarda en curar.

5. Carabela portuguesa (Physalia physalis)

Se trata de la medusa más peligrosa que podemos encontrar en España, pero de las más llamativas. Muy rara de ver en nuestras costas, aunque en el Mar Mediterráneo se han detectado algunos bancos.

La comunidad científica está muy preocupada por su aparición, puesto que se trata de una especie cuya picadura es mortal, de modo que, si se asentara en el Mediterráneo, sería un grave problema para el turismo.

La carabela se desplaza sobre la superficie del agua gracias a una vejiga rellena de gas que semeja una vela de barco y a la que debe su nombre. Su forma de globo azulado esconde unos tentáculos urticantes de hasta 30 metros de longitud que, en su contacto con personas, pueden producir quemazón, hinchazones y, en caso de individuos alérgicos, llevar incluso a un paro cardíaco. Su picadura también puede resultar letal en niños y en personas mayores o debilitadas.

Picadura muy dolorosa. Quemadura cutánea.

6. Pez escorpión, pez araña o faneca brava (Trachinus draco)

Es un pez que vive en las playas y fondos arenosos de poca profundidad. Suele acercarse mucho a la costa, sobre todo por las noches, enterrándose en la arena dejando sólo los ojos al descubierto, por lo que, debido a este camuflaje, es de difícil localización. Hay que tener cuidado los días de poniente, que es cuando se suelen encontrar en mayor número. A veces ataca sin provocación, pero sobre todo si se pisa por accidente. Posee 3 punzones venenosos, dos en los laterales y uno detrás de la cabeza.

El veneno causa un gran dolor en la zona afectada, junto con una inflamación que se va extendiendo por toda la zona donde se localiza la picadura, pudiendo durar varios días. El dolor alcanza su punto álgido entre una hora y hora y media después de la picadura. Puede llegar a necrosarse y a infectarse, quedando en algunos casos dolores residuales.

Picadura muy dolorosa. Tarda en curar.

7. El miracielo, pez rata o pejesapo (Uranoscopus scaber)

Posee una cabeza fuerte, voluminosa, acorazada por placas dérmicas y con crestas de espinas. Posee una espina fuerte, con la punta saliente, la cual es venenosa. El color es pardo grisáceo con manchas blancas en el dorso y los flancos; el vientre es amarillento. Puede alcanzar los 35 cm.

Especie adaptada a una vida sedentaria y mal nadadora. La rata se entierra en los sedimentos, asomando la cabeza y la boca entreabierta con su tentáculo, que hace de señuelo de igual forma que lo hacen los rapes. Se la suele encontrar en el Mediterráneo, mar Negro, Atlántico oriental desde el golfo de Vizcaya hasta Marruecos, concretamente en los fondos arenosos o fangosos, de 15 a 100 m de profundidad.

Dolor intenso. La picadura puede provocar dolor local, intenso, duradero, pudiendo irritarse. Síntomas generales ausentes o leves (agitación nauseas, vómitos, lipotimia).

8. Faneca (Trisopterus luscus)

Es comestible. Pertenece a la familia de los Gadidae, es decir de los bacalaos. Vive en aguas frías y templadas. Habita a profundidades medias. Los jóvenes prefieren zonas poco profundas en bajos rocos y arenosos, mientras que los adultos viven en aguas más profundas entre 30 y 100 m. Es una especie gregaria cuyos individuos más pequeños se agrupan formando inmensos bancos. Se alimenta de pequeños crustáceos, moluscos, poliquetos, calamares y otros peces pequeños.

Pinchazo soportable.

9. Erizo de mar común (Paracentrotus lividus)

Los erizos suelen encontrarse en las zonas rocosas, bien sea en la orilla, bien sea mar adentro. Pueden inocular sustancias venenosas, ya que sus púas secundarias finalizan en unos sacos que están cargados de sustancias toxicas.

Dolor intenso. El contacto con sus púas produce dolor, escozor, eritema (término médico dermatológico para un enrojecimiento de la piel condicionado por una inflamación) y, según las especies, alguna otra sintomatología. Este veneno puede ocasionar, además de intenso dolor, entumecimiento del miembro herido, cierta parálisis muscular o parestesias. Hasta que no se extraigan las púas, siguen soltando veneno, lo que agrava la herida.

10. Escorpena, escorpión rojo o rascacio (Scorpaena scrofa)

De color pardo y negruzco con tintes rojizos y manchas claras, puede llegar a tener una talla de 30 cm. aproximadamente y 1 kg de peso.

En verano se le puede encontrar a muy escaso fondo. Fondos rocosos o herbáceos. Vive escondido entre las piedras y fondos con vegetación. Solitario y sedentario. Muy confiado por lo que es presa fácil de submarinistas. Carne muy estimada para la gastronomía, blanca y consistente.

Posee glándulas venenosas en la base de los radios duros de la aleta dorsal. La picadura de este pez produce heridas dolorosas con dolor intenso e hinchazón en el sitio de la misma. La hinchazón se puede diseminar hasta afectar todo el brazo o la pierna en cuestión de minutos. Puede producir también cambios en la presión arterial, que puede ser alta o baja, delirio, diarrea, desmayo….

11. La raya látigo común, chucho o pastinaca (Dasyatis pastinaca)

Generalmente de cabeza más abultada y cuadrada que las matas raya. La pastinaca mide normalmente entre 1,2 y 2,1 m de ancho y posee una púa venenosa en su cola de unos 20 centímetros de longitud. El chucho es ovovivíparo ya que las crías se desarrollan en huevos, aunque dentro de la madre, que al romperlos salen al exterior.

Picadura dolorosa. Su veneno no es mortal, pero si doloroso, y causa grandes lesiones o parálisis. La pastinaca o raya, por lo general, ataca cuando se está sobre ella en aguas poco profundas. Forma grupos que pueden llegar a ser numerosos.

12. Tomate de mar (Actinia equina)

Sus tentáculos son retráctiles permitiendo al animal recogerlos a voluntad, presentando entonces una forma totalmente cerrada que asemeja en sus formas a un tomate, de ahí su nombre común. Los encontramos pegados a las rocas cercanas a la costa, son muy urticantes y puede ser pisado fácilmente al pisar terreno rocoso en el mar.

13. Anémonas de mar o actinias (Actiniaria sp.)

Viven pegadas a las rocas y tapizan grandes superficies de suelo marino del Mediterráneo. Son urticantes. No hay que tocarlas, aunque su “quemazón” suele ser menos importante que las de las medusas. Se caracterizan por una sensación dolorosa y quemante, con eritema, prurito y reacción urticariforme.

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